No hay mucho atractivo en seguir a una directora australiana que tiene como única aspiración replicar el estilo de la provocadora francesa Catherine Breillat. Obras como 'Sleeping Beauty' carecen de sensualidad y resultan obsoletas.
Si a nadie le interesa lo suficiente como para ayudarlo en su trayectoria, es el momento de que John Travolta tome la iniciativa y se salve a sí mismo.
Una adaptación cinematográfica que resulta confusa, aunque tiene sus elementos redentores. Su tono sombrío y deprimente, junto con ciertas inconsistencias, hacen que la experiencia sea un tanto desconcertante.
Como ejercicio de voyeurismo, esta es una película que se duerme en los laureles. Shannon es demasiado bueno para este sinsentido, y Poots tiene que hacer algo con ese nombre tan desastroso.
Realista y elegante, aunque presenta una falta de consistencia que resulta frustrante. La adaptación de 'Madame Bovary' es académica, pero se siente demasiado respetuosa y carece de la pasión necesaria.
Es uno de esos lentos y serpenteantes dramas irlandeses que inspiran más respeto que entusiasmo. Todo el encanto procede de su estelar reparto. Ellos hacen que merezca la pena verla.