[Kogonada] compone diálogos cuidadosos, extravagantes y que fluyen libremente. Pocas actuaciones —y pocas películas— brillan tanto como el fuego preciado del genio precoz.
Captura la emoción y el asombro que surge de los elementos fantásticos de la historia. El guion resta fuerza a los detalles más agudos y elimina los aspectos más característicos de la novela.
Eastwood es uno de los cineastas políticos más grandes. En 'The Mule' revela sus propias cicatrices y defectos (...) Es una película vigorosa acerca de sobrevivir viejas creencias, mirándolas con tristeza.
Artistas cinematográficos ejemplares. Las imágenes son apasionadas y atractivas, tan profundas y bellas como la compleja música que las acompaña con una notable perspicacia.
La principal distinción de la película es la decisión idiosincrática de Lemercier de interpretar a Aline a todas las edades; la película, afortunadamente, nunca se desprende de esa sensación de peculiaridad casera.
Como película de ciencia ficción futurista, abre la puerta a abstracciones visuales e intelectuales que no se habían visto en anteriores filmes de Truffaut. Sigue siendo sorprendente y audaz incluso en la actualidad.
Da la sensación de que se ha inventado espontáneamente delante de la cámara, como si Carruth estuviera descubriendo la historia en tiempo real mientras grababa.
La distintiva premisa se ve acompañada por la audacia y la originalidad con la que Wang la desarrolla. Para ser una película sobre actuaciones, apenas muestra imaginación en el estilo interpretativo.
Todos los giros de guion ingeniosos llegan a un callejón sin salida. El elegante y altamente estilizado estilo de la película tiene más impacto que el drama en sí mismo.
El guion presenta a los estudiantes de manera esquemática. Las intensas discusiones entre Rachel y Walter aportan una profundidad que trasciende las limitaciones de la trama.