Es un viaje que enhebra astutamente el intrincado ciclo vital de una relación a lo largo de ocho episodios, enfrentando altibajos que se vuelven frustrantes y demandan un esfuerzo considerable hacia el final.
No hay forma de rescatar esta película, y lo peor de todo es que, por desgracia, demuestra que sí, lo siento, algunas películas no son lo suficientemente dignas de ser estrenadas en cines
Imperfectos y defectuosos, al igual que sus personajes, los retratos de personalidades exiliadas que intentan refugiarse de la tormenta de nuestra agotadora experiencia humana no dejan de ser valiosos.