La película no eleva el drama, simplemente muestra a personas bienintencionadas esforzándose por colaborar y lograr un objetivo común. Esto es lo que la hace tan impactante.
Lo que más sorprende de esta película es la entrega absoluta de Spielberg hacia su relato. Está magistralmente interpretada, escrita y dirigida, lo que la convierte en una obra digna de ser vista.
No es mala. De hecho, es sorprendentemente entretenida, con una dulzura encantadora en lugar de la típica determinación que suelen tener las películas deportivas.
Un entretenimiento ambicioso que comienza con fuerza pero que finalmente pierde su esencia. Al finalizar, no queda nada memorable de la experiencia cinematográfica, solo una técnica que se pone al servicio de una fórmula preestablecida.
El doble proyecto de Eastwood es uno de los esfuerzos más visionarios que se han elaborado jamás a la hora de reflejar la realidad y el significado de la guerra.
Me dan ganas de echarle desinfectante a la pantalla. No es simplemente un producto lacrimógeno. Extrae las lágrimas de uno a uno por liposucción, sin anestesia.
Ambiciosa y hermosa, la película comete un error común entre muchas producciones sobre viajeros y exploradores: se enfoca más en las aventuras que en los descubrimientos que hacen.