La habilidad de los guionistas para aportar destellos de ingenio en los diálogos es notable y le da vida a una película que, a pesar de todo, sigue una fórmula convencional.
A Breillat le intriga nuestra fascinación por el sexo, y sus obras buscan desmitificar y deconstruir este tema. Aunque la intención es interesante, la película no logra definir claramente su propósito.
Doris Day puede que sea considerada una figura del pasado, al igual que este tipo de películas. Sin embargo, el hecho de que no se produzcan más obras como ésta no implica que no valga la pena apreciarlas.
No parece tener un concepto claro de sí misma, ni la seguridad que podría darnos la sensación de que Allen tenía un objetivo definido en este proyecto.
Es un inconveniente en una historia de amor cuando el antagonista resulta más cautivador que el protagonista, y esto es precisamente lo que ocurre en esta película. A pesar de contar con un material prometedor, todo se desperdicia debido a una dirección poco inteligente.
No es una película destacable, pero presenta actuaciones agradables y momentos de ingenio que la convierten en una oportunidad desaprovechada, en lugar de ser simplemente un intento en vano.
Nos ofrece una de las parejas más cautivadoras y entrañables que he visto en la pantalla. Además, logra transmitir una auténtica sensación de conexión humana.
Una película artesanal que logra capturar la atención en festivales y captura seguidores. Posee un aire fresco y encantador, logrando mantenerte interesado a pesar de un guión no tan innovador.
Allen y Keaton representan una versión reformulada de sus roles en 'Annie Hall'. Los diálogos reflejan la esencia de Allen, transformando la trama en una aguda y divertida reflexión sobre su propia vida.