He aquí un cineasta capaz de filmar un instante de piedad y reconciliación sin comulgar con las creencias de sus criaturas. Cada vez más libre, Dumont sigue el camino menos transitado. La incomprensión seguirá siendo su vía crucis.
El filme de Haynes es hermoso porque puede narrar desde la perspectiva de sus personajes, como si el propio Haynes le hubiera entregado una cámara a una versión de sí mismo con la edad de sus protagonistas.
El problema del filme de Affleck radica en su falta de continuidad. Las escenas están ensambladas de manera que, a duras penas, podemos considerar que existe una película; sin embargo, la transición entre ellas es a menudo deficiente, lo que perjudica la fluidez de la narrativa.
Filmada con la estética de un telefilm didáctico, carece de elementos fundamentales: no plantea preguntas relevantes, le falta un enfoque científico para explorar la fascinante conexión entre la imaginación y los conceptos, y no logra capturar la sensibilidad necesaria para rendir homenaje a la vida de un hombre.
Chaplin supo asimilar, primero con escepticismo e ironía, después con sagacidad y lucidez, la aparición del sonido en su arte en este oscurísimo y a la vez divertidísimo filme.
El cineasta sostiene que el cine es una manifestación de ilusión y magia. Cuando los contrastes se combinan, 'Neruda' brilla. Sin embargo, no siempre logra alcanzarlo.
Los últimos 40 minutos se centran en una tortura meticulosa llena de vejaciones, cuyo mayor impacto se encuentra en la observación de la descomposición del núcleo de identidad de una persona.
Adjudicarle a '¡Salve, César!' ser un mero ejercicio de nostalgia es un atajo y un reflejo de pereza en el análisis. La ligereza ubicua en su tono general no prescinde de una concisa lectura sobre los fines del cine que está siempre presente.
Es excesivo para la actualidad. Los excesos de Tarantino son casi inasimilables. Sin embargo, ¿quién puede retratar una ciudad como él, capturar una época, filmar una cabalgata, una escena del oeste o un paseo en automóvil?
No parece que un retrato como este inste a la indignación de la ciudadanía, pero no deja de ser sorprendente que cada tanto se estrene un filme en el que se explicite la obscenidad del poder. Algún día, acaso, servirá para decir basta.
Estas leyendas del hampa necesitarán otra película para ser recordadas, si es que merecen tener lugar en nuestra memoria. A priori y a posteriori del filme, eso no parece imprescindible.
La maestría de Bellocchio es total; solo él puede culminar una película con el empleo de pobres materiales televisivos de la RAI transformándolos en una secuencia operística.
Ambiciosa película que genera incomodidad de forma intencionada. La obra de Filloy se presenta como un reflejo provocador, invitando al espectador a reflexionar sobre temas profundos a través de sus imágenes y narrativas.
'El apego' ofrece una amplia variedad de placeres visuales. Además, es una película destacada por el talento de sus grandes actrices y actores. Diment les proporciona el espacio necesario, permitiéndoles liberarse del naturalismo mientras los resguarda mediante una cuidadosa puesta en escena.
Cuando pensábamos que las historias sobre la difícil realidad de la última dictadura militar ya no ofrecían más al cine, Testa y Márquez, con escasos recursos, demuestran lo contrario. El conflicto de un hombre confrontando su propia conciencia es relevante en cualquier época y lugar.
El método dramático elegido provoca el distanciamiento necesario para captar el delirio experimentado por el joven y su familia. La irrealidad de la puesta en escena intensifica la realidad irreal de lo vivido.
El amor entre Elio y Oliver trasciende las categorías del deseo convencionales. La intimidad se aleja de la noción de género y la grandeza de la película radica en su capacidad para evidenciar esta realidad.