Los guionistas han sudado tinta de la buena: tiene su mérito escribir y rodar una biografía de De Gaulle jugando al tabú. Alabamos y exaltamos la interpretación de su protagonista, Lambert Wilson.
El relato de Peter Bebjak tiene hechuras de gran cine: a la fotografía de un naranja infernal de la alambrada se contrapone la azulada del mundo exterior; la huida se relata con buen pulso.
El filme flirtea con el desastre y está al borde de perder el control, pero Nahuel Pérez, en su singular papel como el Profesor Vaughan, sostiene la tensión con su mirada y su apariencia casi extraterrestre.
Directa y efectiva, lo que se muestra en pantalla es tan intenso que logra conmover hasta el corazón más duro. Por fin tenemos una película de ficción que presenta a un gran héroe español.
La vida de Priscilla Presley narrada por Sofia Coppola es un recorrido de liberación y empoderamiento, un retrato que se enfoca en aspectos de la historia que rara vez se cuentan de manera adecuada.
Apadrinada por Guillermo del Toro, este cóctel de sangre, nostalgia y un toque de denuncia resulta ser una opción refrescante para este caluroso verano.
Un maravilloso casting de ‘renglones torcidos’, sobre los que gobierna una Lennie con su aristocrático porte. Trepidante y elegante ejercicio de trilerismo narrativo.
Una comedia familiar sorprendentemente amable. Clint Eastwood, como siempre, sigue narrando historias con una naturalidad asombrosa. Se presenta un Eastwood tierno, más como un pollito que como un gallo de pelea.
Una nueva visión triunfante del mundo de la música. Una especie de fast food cinematográfico, con la misma historia de duros inicios, no logra conectarte lo suficiente como para que la tararees.
Durkin logra lo imposible: a los cinco minutos ya no reparas en esos pelucones y sí en una de las historias más devastadoras filmadas por el cine estadounidense de la última década.
Con Clint se hace la magia: solo él es capaz de mezclar con una facilidad pasmosa géneros tan alejados como el judicial, el melodrama, el panfleto y, pásmense, la comedia.
Bergman, al igual que Chaplin, logra divertir y emocionar al espectador. Rebosante de sensibilidad, evita caer en lo excesivamente sentimental. En esencia, se trata de una historia que aborda temas de aceptación, empatía y solidaridad.
Fía todo su atractivo al poder de los hechos y la interpretación de sus actores para remover conciencias. Es un tanto maniquea, pero no deja de ser valioso que el cine sirva para hacernos ver el mundo desde la perspectiva de los silenciados.
Película árida, con su toque justo de acción y espectáculo, que tiene sus pilares en los diálogos, y en las variaciones narrativas mínimas que conforman los diferentes puntos de vista de una misma historia.
Una historia convencional con hechuras de telefilme, sin mayor aliciente que la capacidad vocal de Marisa Abela. 'Back to Black' no hace justicia ni al talento ni a la personalidad de la biografiada.