El filme muestra una gran maestría, con momentos de intensa genialidad; sin embargo, no logra ser verdaderamente apasionante, a pesar de sus numerosas virtudes. Se percibe que le falta un elemento que la haga destacar aún más.
Crowe destaca como el único aspecto positivo en esta torpe intriga. El misterio se complica con falsas pistas y queda lleno de cabos sueltos sin sentido. Sin embargo, Crowe logra dar coherencia a la trama.
En el fondo, todo se presenta como un juego cuyo propósito evidente es entretener y hacernos desconectar. Y lo logra, aunque el olvido llega rápidamente.
Una belleza demasiado pequeña. Vibrante en ciertos momentos, pero también decadente y triste, recurre a demasiados lugares comunes. Este 'Youth' que tanto prometía se queda en la superficie de la vejez, como si fuera botox inyectado.
'Life' se adentra en la entrañable historia de las fotografías que retratan a un dios eternamente joven y ensimismado en sí mismo, evocando siempre la figura de James Dean.
Una adaptación plana y carente de emoción que no logra captar la excitación del momento, convirtiéndose en un tedioso deambular donde los personajes no evolucionan o lo hacen de manera torpe.
Vuelve ahora la misma historia, pero con un drama que roza lo melodramático. Los colores son más vibrantes y las canciones, junto con los bailes, invitan a aplaudir. Todo presenta una energía y vitalidad renovadas.
Nada tiene sentido, ni los combates, pocos y limitados, ni el drama, que empieza como una crítica del colonialismo y acaba como glorificación patriotera. La estrella es Omar Sy, que aguanta con su carisma.
Magnífico guión. En 'Nadie quiere la noche' todo es claro y evidente, en buena medida gracias a esa maravillosa actriz que es Juliette Binoche y a la magnífica fotografía de Larrieu.
Un sólido drama que se centra menos en el atentado y la explosión, y más en las virtudes de Elser. El actor Christian Frieden ofrece una interpretación convincente y llena de sabiduría.
Melancólica y aventurera a su modo. Es un filme que transita por la delgada línea que separa la genialidad de la ridiculez, tocando ambos extremos simultáneamente.
Bienintencionada, sabia en su puesta en escena e impecable de factura, 'Jimmy's hall' es un cálido maullido, por comparación con otros filmes de Loach.
Beer es lo más destacado de un filme que se dispersa y se ramifica en el dolor de su época. Plantea cuestiones que son difíciles de responder. La película, aunque efectiva y con energía, a veces en exceso, no contribuye a resolverlas.
Una parodia del viejo Hollywood, y al mismo tiempo un homenaje. Es cínica y es tierna, y tiene tanto de crítica como de añoranza. La sátira está servida, pero no va mucho más allá, se queda en la superficie.