El filme muestra una gran maestría, con momentos de intensa genialidad; sin embargo, no logra ser verdaderamente apasionante, a pesar de sus numerosas virtudes. Se percibe que le falta un elemento que la haga destacar aún más.
La odisea de un hombre abandonado pierde efectividad a la hora de mostrar su sufrimiento. En el film hay aventura y hay emoción. Le falta no obstante la grandeza de las montañas que lo rodean.
Crowe destaca como el único aspecto positivo en esta torpe intriga. El misterio se complica con falsas pistas y queda lleno de cabos sueltos sin sentido. Sin embargo, Crowe logra dar coherencia a la trama.
Maravillosa Susi Sánchez. La novedad de esta comedia, que es más bien intencionada que conseguida, es algo que no siempre se evidencia: la bondad y el optimismo que irradiaba Villaronga en la distancia corta.
La película es imprevisible. No teman: el filme no es un canto vacío a la belleza estéril. Por el contrario, resulta un ejercicio necesario de mirada descarnada.
Cuatro actrices con un impresionante currículum merecen más reconocimiento que esta superficial exploración de la vejez. Cuatro amigas persiguen experimentar cuatro bodas y un funeral, el del que escribe estas líneas.
En el fondo, todo se presenta como un juego cuyo propósito evidente es entretener y hacernos desconectar. Y lo logra, aunque el olvido llega rápidamente.
Una belleza demasiado pequeña. Vibrante en ciertos momentos, pero también decadente y triste, recurre a demasiados lugares comunes. Este 'Youth' que tanto prometía se queda en la superficie de la vejez, como si fuera botox inyectado.
'Life' se adentra en la entrañable historia de las fotografías que retratan a un dios eternamente joven y ensimismado en sí mismo, evocando siempre la figura de James Dean.
Una adaptación plana y carente de emoción que no logra captar la excitación del momento, convirtiéndose en un tedioso deambular donde los personajes no evolucionan o lo hacen de manera torpe.
Mejor, mucho mejor filme, cuando se deja de esquemas de liberación demasiado manidos y hace evidentes, mediante la imaginación, las emociones en juego.
Vuelve ahora la misma historia, pero con un drama que roza lo melodramático. Los colores son más vibrantes y las canciones, junto con los bailes, invitan a aplaudir. Todo presenta una energía y vitalidad renovadas.
Nada tiene sentido, ni los combates, pocos y limitados, ni el drama, que empieza como una crítica del colonialismo y acaba como glorificación patriotera. La estrella es Omar Sy, que aguanta con su carisma.
Magnífico guión. En 'Nadie quiere la noche' todo es claro y evidente, en buena medida gracias a esa maravillosa actriz que es Juliette Binoche y a la magnífica fotografía de Larrieu.