Una adaptación plana y carente de emoción que no logra captar la excitación del momento, convirtiéndose en un tedioso deambular donde los personajes no evolucionan o lo hacen de manera torpe.
Mejor, mucho mejor filme, cuando se deja de esquemas de liberación demasiado manidos y hace evidentes, mediante la imaginación, las emociones en juego.
Vuelve ahora la misma historia, pero con un drama que roza lo melodramático. Los colores son más vibrantes y las canciones, junto con los bailes, invitan a aplaudir. Todo presenta una energía y vitalidad renovadas.
Nada tiene sentido, ni los combates, pocos y limitados, ni el drama, que empieza como una crítica del colonialismo y acaba como glorificación patriotera. La estrella es Omar Sy, que aguanta con su carisma.
Magnífico guión. En 'Nadie quiere la noche' todo es claro y evidente, en buena medida gracias a esa maravillosa actriz que es Juliette Binoche y a la magnífica fotografía de Larrieu.
Un sólido drama que se centra menos en el atentado y la explosión, y más en las virtudes de Elser. El actor Christian Frieden ofrece una interpretación convincente y llena de sabiduría.
Melancólica y aventurera a su modo. Es un filme que transita por la delgada línea que separa la genialidad de la ridiculez, tocando ambos extremos simultáneamente.
Bienintencionada, sabia en su puesta en escena e impecable de factura, 'Jimmy's hall' es un cálido maullido, por comparación con otros filmes de Loach.
Esta película parece manipular en exceso los sentimientos, evidenciando una búsqueda desesperada de un premio Oscar que resulta inalcanzable. Lo más decepcionante es que al final, no provoca el interés suficiente para motivar a leer la novela.
Beer es lo más destacado de un filme que se dispersa y se ramifica en el dolor de su época. Plantea cuestiones que son difíciles de responder. La película, aunque efectiva y con energía, a veces en exceso, no contribuye a resolverlas.
Una parodia del viejo Hollywood, y al mismo tiempo un homenaje. Es cínica y es tierna, y tiene tanto de crítica como de añoranza. La sátira está servida, pero no va mucho más allá, se queda en la superficie.
Al viejo estilo del melodrama clásico, la película resulta terriblemente efectiva sin necesidad de levantar la voz, ya que se sitúa en un ambiente donde prevalece la melancolía. La actuación de Saoirse Ronan es soberbia, aportando a este filme luminoso y entrañable una profundidad conmovedora.
Mezcla de forma brillante terror con humor. La locura de 'Musarañas' es ciclotímica y prácticamente bipolar, sin matices. Cuando estalla, se convierte en una parodia de sí misma.
Como un largo blues lento, por momentos triste y por momentos alegre. Una película sencilla, casi previsible, sin pretensiones. Captura la inmediatez musical gracias a la frescura.