El viaje espacial es presentado de una manera nunca antes vista, fusionando la épica con la locura. Se trata de un impresionante alarde de realismo, comparable al 'Salvar al soldado Ryan' (1998) en el contexto de la conquista del espacio.
Tiene momentos que oscilan entre lo ridículo y lo intenso. El reparto, de lujo, se queda en meras comparsas de Efron, lo que provoca que la película se pierda en lo efectista, careciendo de substancia verdadera.
Padilla es el espectáculo. Giroud aporta un contraste mediante entrevistas y declaraciones que destacan las razones del cisma ideológico en lo que se ha denominado 'El caso Padilla'.
'Jobs' se mueve entre las películas que retratan vidas ejemplares y el tono vengativo del primer 'El padrino'. Sin embargo, su falta de profundidad convierte la narrativa en una serie de postales y momentos, ya sean hagiográficos o críticos, sin lograr una clara definición.
La banda sonora es lamentable. La discoteca, escenario principal de la (in)acción, resulta aún más decepcionante. Carece de encanto, tanto en la gente que frecuenta el lugar como en su manera de bailar y en las conversaciones que entablan.
No hay ninguna voluntad de realismo en la película. La iconografía del filme pertenece al género de terror, y es incluso más intensa y espectacular que en otras obras. Sin embargo, el verdadero impacto proviene de la actuación de Russell Crowe.
A pesar de su enfoque en prosa, la película no carece de poesía. Este trasfondo melancólico convierte el filme de Viscarret en una metáfora de tiempos confusos.
Un retrato íntimo y el diagnóstico sentimental de una época a la vez, y por ahí se le va la fuerza. Un objetivo choca con el otro. La belleza es arrebatadora (...) Pero por los agujeros que deja tanta belleza se le escapa la narración, la historia (...) Puntuación: ★★★★★ (sobre 5)
Esta décima entrega es como un nuevo comienzo. La tortura está presente, como es característico de la saga. Sin embargo, lo que realmente capta la atención es el enfrentamiento entre personajes con una notable carga dramática.
En esta ocasión, el mito afecta a Tavernier y el guión lo decepciona. Solo se evita la monotonía de una trama débil observando el paisaje y la expresión de Tommy Lee.
Este filme ofrece una mezcla de competencia, aventura y momentos impresionantes. Al verla, es fácil dejar de lado la incredulidad y dejarse llevar por la emocionante trama.
Más que la aventura de rock duro, propia de los Vengadores, se decanta por un estilo sinuoso y sentimental. Es un camino posible en el territorio de los superhéroes, aunque temo que de corto recorrido.
Soderbergh narra la historia con un toque de estilo setentero y una maestría innegable. La razón por la que no profundiza más en la trama parece ser una elección deliberada. Se mueve con calma por el lado más salvaje, como si estuviera disfrutando de un tranquilo paseo dominical.
Redención de postal turística, la verdad, que alecciona más que emociona. Desde Machado sabemos que no hay camino, se hace camino al andar. Ni Tampoco hay demasiada película aquí, la verdad.