Un sólido drama que se centra menos en el atentado y la explosión, y más en las virtudes de Elser. El actor Christian Frieden ofrece una interpretación convincente y llena de sabiduría.
Melancólica y aventurera a su modo. Es un filme que transita por la delgada línea que separa la genialidad de la ridiculez, tocando ambos extremos simultáneamente.
Bienintencionada, sabia en su puesta en escena e impecable de factura, 'Jimmy's hall' es un cálido maullido, por comparación con otros filmes de Loach.
Esta película parece manipular en exceso los sentimientos, evidenciando una búsqueda desesperada de un premio Oscar que resulta inalcanzable. Lo más decepcionante es que al final, no provoca el interés suficiente para motivar a leer la novela.
Beer es lo más destacado de un filme que se dispersa y se ramifica en el dolor de su época. Plantea cuestiones que son difíciles de responder. La película, aunque efectiva y con energía, a veces en exceso, no contribuye a resolverlas.
Lo que en la primera entrega era terror burdo, aquí se depura y se estiliza. Para mejor. (...) Quien no disfrute del género, ni se acerque. Los aficionados, sin embargo, sabrán apreciar su terror amable. (...) Puntuación: ★★★ (sobre 5)
Una parodia del viejo Hollywood, y al mismo tiempo un homenaje. Es cínica y es tierna, y tiene tanto de crítica como de añoranza. La sátira está servida, pero no va mucho más allá, se queda en la superficie.
Al viejo estilo del melodrama clásico, la película resulta terriblemente efectiva sin necesidad de levantar la voz, ya que se sitúa en un ambiente donde prevalece la melancolía. La actuación de Saoirse Ronan es soberbia, aportando a este filme luminoso y entrañable una profundidad conmovedora.
Mezcla de forma brillante terror con humor. La locura de 'Musarañas' es ciclotímica y prácticamente bipolar, sin matices. Cuando estalla, se convierte en una parodia de sí misma.
Como un largo blues lento, por momentos triste y por momentos alegre. Una película sencilla, casi previsible, sin pretensiones. Captura la inmediatez musical gracias a la frescura.
El viaje espacial es presentado de una manera nunca antes vista, fusionando la épica con la locura. Se trata de un impresionante alarde de realismo, comparable al 'Salvar al soldado Ryan' (1998) en el contexto de la conquista del espacio.
Tiene momentos que oscilan entre lo ridículo y lo intenso. El reparto, de lujo, se queda en meras comparsas de Efron, lo que provoca que la película se pierda en lo efectista, careciendo de substancia verdadera.