Una comedia ambientada en un campus que resulta oscura y divertida, además de ser intelectualmente rigurosa. Aporta un giro fresco a una premisa familiar.
Un intento de epopeya pasada por agua, carente de la emoción, la invención narrativa y la brillantez visual que caracterizan a las mejores películas de [Vincent] Ward.
Una blanda comedia multiestelar que presenta de forma atractiva la falta de rumbo durante sus infladas 2 horas de duración. Un exceso de cameos de celebridades solo sirve para recordarnos que MacFarlane tiene amigos interesantes.
El mordaz éxito de Broadway de Tracy Letts llega a la pantalla con su hirviente intensidad intacta como fiel representación de la obra de Letts, uno no podría haber esperado algo mejor.
Fatalmente convencional en casi todos los aspectos, sería fácil de descartar si no fuera por la frustrante habilidad de Burns para insertar momentos inesperadamente veraces entre toda la escoria.
El cineasta demuestra sinceridad al retratar el caos en su país, derivado de la pobreza y la lucha contra las drogas. Sin embargo, este enfoque se siente repetitivo debido a la proliferación de filmes recientes que abordan temáticas similares.
La película brillaba más con Bellucci, Cassel y Bohringer como protagonistas. Josh Hartnett es demasiado metódico y Kruger, aunque hermosa como en 'Troy', no logra transmitir la intensidad dramática necesaria.
Aunque cuenta con un metraje breve y actuaciones sólidas, la película se siente estancada debido a su atmósfera y a la superficialidad en la exploración de la compleja psique de su personaje principal.
Su agradable estilo retro y varios momentos vibrantes sostienen una película que la mayoría de los hombres heterosexuales no se atreverían a apreciar, excepto en el contexto de una cita.
Una profunda expresión de aflicción que proviene de muchas ciudades estadounidenses, mayoritariamente afroamericanas. La obra de Broomfield se presenta como su trabajo más incisivo y significativo en los últimos diez años.