Pixar parece estar en piloto automático. Los nuevos subuniversos se sienten forzados, como si intentaran crear la ilusión de estar en una película diferente. Sin embargo, su problema más grave es la pérdida de la poética que caracterizaba a sus mejores obras.
Aunque a veces es difícil empatizar con Mila o comprenderla en los mismos términos que ella demanda a quienes la rodean, en “Creatura” se abordan temas de manera vigorosa y valiente.
El ruido de la mar y el misterio que las olas anidan en su espuma, con las voces de los muertos hablando desde sus profundidades, configuran la magnética atmósfera de este cuento mágico.
Es una película que aborda temas importantes como la homofobia y el bullying, convirtiéndose en un conmovedor estudio de personaje. La primera parte del filme es especialmente hermosa.
Hermosísima, sin duda una de las mejores películas del año. La opacidad que rodea a ese padre cordial y enigmático es lo que dota de significado a todo el filme, convirtiéndolo en un precioso poema.
Notable debut que recorre todos los aspectos del relato de iniciación y del romance juvenil, pero lo hace con una sensibilidad y una ternura que no caen en lo empalagoso ni en lo mórbido.
No es una película nostálgica, a pesar de la hermosa textura del celuloide. Lo que realmente destaca es un amor presente, que se refleja en la felicidad y el placer de hacer cine.
Para amantes del terror inteligente. En algunos momentos resulta verdaderamente aterradora. ¿Ha surgido un nuevo John Carpenter? ¿O tal vez Jacques Tourneur ha regresado de la tumba?
Un fascinante retrato femenino, que la modelo Marine Vacth, que encarna a Isabelle con una electrizante mezcla de hostilidad y secretismo, dibuja a base de miradas furtivas y preguntas inoportunas
Lo más negativo de esta película es que carece de acción significativa. Sin embargo, logra crear un ambiente de cercanía muy efectivo; la conexión fraternal resulta genuina y la simplicidad de la historia es una verdadera declaración de intenciones.
Un ambicioso fresco de época, con un ritmo que refleja la intensidad de la juventud. Sin embargo, al concluir, deja un profundo sentimiento de melancolía.
Puede rozar la cursilería. La película nunca logra desprenderse de su carácter de telefilme sobre enfermedades terminales o, en el mejor de los casos, de un episodio de 'Dawson crece'.
Si el objetivo era politizar la responsabilidad de convertirse en adulto, la película no logra su cometido, ya que no logra integrar lo macro con lo micro. Si se intentaba poetizar la sensación de que todo pende de un hilo, también vuelve a fracasar, ya que carece de comprensión del lirismo.
El planteamiento de esta ópera prima es muy estimulante, presentando una auténtica 'rara avis' del cine adolescente. Sin embargo, su modestia limita su alcance.
'Twelve' se erige en un ambicioso monumento al vacío, sin lograr sostenerse ante la combinación de psicología superficial, sociología de salón y una denuncia poco convincente.
Larraín aborda la maternidad atípica y el reggaetón como una herramienta para la liberación de la sexualidad femenina de manera creativa y provocadora. La energía impactante de «Ema» es elemental, visceral y desenfrenada, lo que garantiza que no se pase por alto.