En lo que va de festival [Berlín 2015], esta es la película más desagradable, perturbadora, terrorífica y hostil. Es preferible no revelar los eventos y destacar el coraje de Larraín por incomodar, hurgar en lo más profundo y desafiar al espectador.
Hay que agradecerle a Fincher que no haya puesto el piloto automático. Su adaptación pule la tendencia al 'torture porn' del original de Niels Arden Oplev, matiza su insistencia en sacar los esqueletos en el armario sueco para universalizar las denuncias del relato.
Reeves ha mantenido fielmente el tono de la destacada película de Alfredson, hasta el punto de que es necesario esforzarse para notar la importancia de los cambios en este remake. Sin embargo, ambas versiones se complementan entre sí.
Pixar parece estar en piloto automático. Los nuevos subuniversos se sienten forzados, como si intentaran crear la ilusión de estar en una película diferente. Sin embargo, su problema más grave es la pérdida de la poética que caracterizaba a sus mejores obras.
Aunque a veces es difícil empatizar con Mila o comprenderla en los mismos términos que ella demanda a quienes la rodean, en “Creatura” se abordan temas de manera vigorosa y valiente.
El ruido de la mar y el misterio que las olas anidan en su espuma, con las voces de los muertos hablando desde sus profundidades, configuran la magnética atmósfera de este cuento mágico.
Es una película que aborda temas importantes como la homofobia y el bullying, convirtiéndose en un conmovedor estudio de personaje. La primera parte del filme es especialmente hermosa.
Hermosísima, sin duda una de las mejores películas del año. La opacidad que rodea a ese padre cordial y enigmático es lo que dota de significado a todo el filme, convirtiéndolo en un precioso poema.
Notable debut que recorre todos los aspectos del relato de iniciación y del romance juvenil, pero lo hace con una sensibilidad y una ternura que no caen en lo empalagoso ni en lo mórbido.
Hosoda no se conforma con satisfacer las exigencias de su público objetivo, ya que "Belle" es un espectáculo de deslumbrante belleza que trasciende el diálogo entre generaciones.
En la puesta en escena se evidencia todo el oficio acumulado por Spielberg a lo largo de los años. Se destacan los números musicales, así como el uso de colores y los elementos de decoración.
No es una película nostálgica, a pesar de la hermosa textura del celuloide. Lo que realmente destaca es un amor presente, que se refleja en la felicidad y el placer de hacer cine.
Para amantes del terror inteligente. En algunos momentos resulta verdaderamente aterradora. ¿Ha surgido un nuevo John Carpenter? ¿O tal vez Jacques Tourneur ha regresado de la tumba?
Un fascinante retrato femenino, que la modelo Marine Vacth, que encarna a Isabelle con una electrizante mezcla de hostilidad y secretismo, dibuja a base de miradas furtivas y preguntas inoportunas