Una exploración gratificante que aborda no sólo la situación de los personajes sino las preguntas existenciales que enfrenta cualquier mujer contemporánea que navega en escenarios patriarcales.
Tiene huecos que pueden ser frustrantes y aunque pueda parecer que es una historia contada a medias, tiene una autenticidad que atrapa y que está muy conectada con los conflictos, las frustraciones y las aspiraciones de Emilie.
Las decisiones estilísticas de Ben Hania al principio intensifican el drama. Pero cuando Mariam se mueve entre hospitales y comisarías, el ritmo febril de la película no encaja con su enfoque artístico.
El guion de Shannon Bradley-Colleary se mueve entre lo incisivo y lo excesivo, mientras que la dirección de Stephens a veces tiende a ser autoconsciente. A pesar de ello, no se puede negar su carga emotiva.
Entrañable y nada pretenciosa, como sus personajes principales. Sus lecciones de compasión y autoaceptación no son sentimentaloides, y su impacto es universal.
Rebosa vida, incluso en sus momentos más bajos. A pesar de toda la crudeza y el sexo transaccional, el núcleo de la película es una compasión tierna y sentimental.
Al no ofrecer explicaciones narrativas convencionales, la guionista y directora Wells intensifica la urgencia de la película. Es una obra que evoca la memoria y desprende un poderoso resplandor.
Tierna, vibrante e íntima. El habilidoso y fluido trabajo de cámara de Vladan Radovic se alinea perfectamente con el terreno emocional amable y caótico que recorre la historia.
Stella Meghie enfatiza con inteligencia los aspectos sensuales de esta historia de iniciación. Golpes de humor y fantasía dan una textura bienvenida a la suavidad de la novela romántica, al igual que los protagonistas.
Las imágenes sorprendentemente estilizadas, el tema de empoderamiento femenino y el interés que generan sus personajes impulsan a esta historia maravillosa chapada a la antigua.
Más comedia romántica del montón, que una parodia de espíritu adolescente, la película entreteje su alegre mezcla de seriedad y tontería con discursos cada vez más torpes sobre la autoestima.
Esta mezcla de géneros que se centra en los personajes podría haber sido más ingeniosa y energética, evitando mensajes tan evidentes. Sin embargo, se destaca notablemente en cuanto a atmósfera, humor y encanto.