El filme evoca la estética de un thriller de Hollywood de principios de los 2000, pero su torpe guion sobre corrupción policial sofoca cualquier atisbo de entretenimiento.
Es asombrosamente emotiva al retratar la crisis de los cuarenta. Transformar este tema en una comedia ácida y autorreflexiva es un reto considerable, pero Potrykus logra hacerlo con gran habilidad.
Una comedia 'queer' de instituto que no logra ofrecer una trama convincente. Aunque los jóvenes actores son encantadores, la historia de romances adolescentes rara vez refleja la verdadera esencia de ser joven y estar enamorado.
La actuación de Wadsworth destaca, aunque el guion en el que se basa es excesivo. 'Deadly Class' lucha por establecer su propia identidad, presentando mucha forma pero escasa profundidad.