Una visión reflexiva, y a menudo muy divertida, sobre alguien que lucha por ser fiel a sí mismo, a la vez que aprende sobre los aspectos en los que realmente necesita cambiar.
El comienzo es entretenido, pero el desarrollo no es capaz de ir un paso por delante de la audiencia y acaba amontonando ridiculeces hasta que es imposible tomársela en serio. McKellen es una compañía maravillosa.
Un western revisionista que resulta entretenido y va ganando relevancia de manera inesperada. Critica las convenciones del género mientras respeta los elementos que hacen que su entorno sea eternamente mítico.
Noah Baumbach presenta una nueva y conmovedora interpretación de uno de sus temas recurrentes: la frustrante imposibilidad de una familia. Hoffman brilla en su actuación, mientras que Adam Sandler entrega su trabajo más matizado hasta la fecha.
Un melodrama ferviente en el que las emociones exageradas lo sepultan todo a su paso, incluida la empatía de la audiencia. Jasmine Trinca es la fuerza que mantiene a la película.
Antes de empezar a perder fuelle en su tercer acto, 'Trainwreck' es una mezcla habilidosa de risas, romance y emoción - por no mencionar uno de los trabajos más pulidos y maduros de Apatow.
Se compromete de forma impresionante con su tono sutil y realista. Por desgracia, el drama que se desarrolla de forma deliberadamente discreta acaba siendo algo intrascendente.
Aunque Harrelson ofrece un adecuado equilibrio entre dulzura e inestabilidad, el amigable tono de 'Defendor' no se fusiona bien con su exploración de un territorio emocionalmente más sombrío.
Las bromas y las escenas de lucha no alcanzan el nivel de las entregas anteriores, y el tono humorístico de la película se ve restringido por la necesidad de seguir la narrativa desarticulada del MCU.
La película de ciencia-ficción de Eli Roth presenta a varios actores destacados, pero carece de originalidad tanto en su espectáculo como en sus momentos de humor.
No llega a alcanzar las impresionantes dimensiones de episodios pasados, pero hay una insatisfactoria melancolía: incluso estos eternos niños bromistas no pueden permanecer jóvenes indefinidamente.
Lamentablemente, a medida que se acerca a su final, acaba siendo cada vez más moralista reduciendo a los personajes a meros portavoces para unos temas que tampoco son tan interesantes.
Una película hermosamente rara cuyas extravagancias dejan hueco para que haya agudas reflexiones sobre la familia, la soledad y el miedo a la intimidad emocional.
Samara Weaving está espectacular. Aunque Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett logran crear escenas de gran suspense, ni la sátira ni la premisa resultan particularmente convincentes.
La torpe mezcla de nostalgia, sustos, set pieces, sinceridad y ocurrencias nunca cuaja, tentando a la conclusión de que tal vez sea hora de que Sony abandone este fantasma en particular.
Los elementos del guion nunca llegan a cohesionarse. Este thriller carece del control necesario sobre sus múltiples componentes, lo que impide que logre enganchar por completo.