Jolie merece bastante crédito por crear una atmósfera tan poderosamente opresiva y por pone en escena los hechos de manera tan creíble, incluso si son estos factores lo que harán que el público no quiera verlos en pantalla.
Una película entretenida y reveladora. Los saltos imaginativos de Kaufman, al igual que en 'Being John Malkovich', son excelentemente complementados por el caprichoso estilo de Jonze en la dirección.
Un vehículo para dos chicos glamurosos, 'Spy Game' ofrece una sensata mezcla entre acción ostentosa, intriga política y suspense para el entretenimiento más convencional.
El hilo emocional de los sucesos nunca logra atraparte, convirtiéndose en una película en la que te preguntas más por el destino de los actores que por el de sus personajes, y te cuestionas cómo pudieron soportar tanto tiempo de rodaje empapados.
El guion no busca persuadir sobre su plausibilidad o realismo; más bien, es refrescantemente honesto respecto a su naturaleza, funcionando como un marco simple y efectivo para las peleas y el desenfreno.
Menos espectacular que 'Vol. 1', puede que esta segunda entrega no haga tanta caja como la primera, pero en conjunto, es un ensueño personal que genera por sí misma una especie de poder dramático casi hipnótico.
La estética es moderna y realmente aporta algo novedoso al léxico de la ciencia ficción, lo que convierte a este thriller de saltos temporales en una visita obligada para los aficionados al género.
Casi sientes lástima por Tyler Perry, saliendo de su propio universo por primera vez para intentar expandir su registro y encontrándose en algo tan completamente deprimente como 'Alex Cross'.
La síntesis de historia, actuaciones y tecnología es mucho más satisfactoria que en el experimento similar del año pasado, 'Sky Captain and the World of Tomorrow'.
Llena de personajes inteligentes y capaces y crímenes tan bizarros que le dan a la película un punto sospechosamente escabroso, este elegante suspense está obstaculizado por un villano demasiado obvio.
Tiene una relevancia contemporánea que es innegable. También es la película más emocionante de Oliver Stone hasta la fecha en términos cinematográficos.
Ha tratado el material con razonable inteligencia y autenticidad. Desde el comienzo se agradece la ausencia de falacias y de un examen microscópico en el acercamiento a la historia por parte de Naess.
Esta ambiciosa producción sueca tiene una premisa provocativa y un estilo visual notable. Pero los personajes no son interesantes. Quiere ser visionaria pero no lo es.
Los Razzie ya no necesitan esperar a final de año para determinar su ganador de 2017. Los ejecutivos de los estudios de Hollywood respirarán tranquilos, ya que esta vez podrán evitar la vergüenza de haber producido un gran blockbuster veraniego que nadie desea ver: este proviene de Francia.
Un regreso visualmente impresionante a la ciencia-ficción que, aunque no alcanzará el estatus de clásico del género como lo hicieron "Alien" o "Blade Runner", presenta una seriedad y ambición dignas. Aun así, ofrece un espectáculo visual atractivo, acción intensa y criaturas intrigantes.
Tan sosa y árida como una caminata por el desierto, que es en esencia lo que la película relata. Le faltan incidentes dramáticos y apenas estimula a nivel narrativo.