Lleva a la saga más lejos con personajes originales, un alcance más amplio, un humor estrepitoso y, sobre todo, una profundidad emocional y temática gratificante.
Mantiene un ritmo natural y atractivo en lugar de un ritmo melodramático impuesto. Es desarmante y original encontrar un cambio de ritmo procedente de una fuente relativamente inusual.
Un debut oportuno y con agallas. Podría considerarse polémico, pero en un sentido dramático, está elaborada con una agudeza y valentía tales que sus sacudidas narrativas son lo que realmente sobresale.
Un tema explosivo recibe un tratamiento prosaico. La película intenta replicar 'Todos los hombres del Cardenal', pero se ve afectada por personajes unidimensionales que luchan por dar sentido a un guión carente de vitalidad.
Mantiene la integridad y la potencia de la obra de teatro de John Patrick Shanley. La actuación de Hoffman es lo suficientemente ambigua para hacer que el espectador se interese por el Padre Flynn.
El joven reparto es carismático y entretenido. Sin embargo, la falta de un villano definido y la ausencia de un reemplazo para Robert Downey Jr. hacen que esta sea una de las producciones menos destacadas dentro del universo Marvel.
El director intenta controlar las hormonas, pero hay aspectos que son imposibles de ocultar. Para resultar convincente, la trama debería haberse situado en 1955.
Una incorporación despreocupada, frenética e impresionante a una de las mayores colecciones de películas de Marvel. Lo más interesante y estimulante es el estilo visual.
Layton utiliza los trucos de su cajón de sastre para contar una historia interesante y grotesca. La historia es lo suficientemente extraña para atraer desde el principio.
Serán los jóvenes quienes decidan si observar a personas de su misma edad enfrentándose a problemas resulta tan entretenido como vivir esos problemas por sí mismos. Es probable que la respuesta sea no.
En este debut valiente, íntimo y tranquilo, Marielle Heller logra casi todo lo que los jóvenes cineastas independientes afirman desear alcanzar al iniciar su carrera: crear una obra fresca, personal y distintiva que refleje su propia 'voz'.
La película se sitúa en un punto medio sólido y confiable dentro del género teen, equilibrando la comedia burda y el romance excesivo con la perspectiva indie, aguda y reflexiva.
'Boyhood' es una epopeya sobre lo ordinario, una película que puede parecer común en cada instante, pero que en su conjunto se transforma en algo verdaderamente especial.
Una parodia de la frustración sexual y las perversiones psicológicas, obscena y dramáticamente plana, que parece situada más en los años 50 que en los 80.
La actitud de Coppola hacia el tema que trata parece dudosa e incierta. Hay una pizca de crítica social, pero parece sentirse demasiado cómodo en el mundo que se supone que va a criticarnos.