Por desgracia, lo más reciente del escritor y director Andrew Bujalski resulta tan mortalmente aburrido como el evento que aborda. Solo podría despertar interés en los festivales especializados más elitistas.
Pese a lo sobrecargada que resulta, ya que está dirigida como un drama de acción con algunas tomas de más, su empaque emocional en el corazón de la historia es innegable.
McDonagh, con una notable trayectoria en el teatro y un ingenio comprobado para transformar historias simples en obras completas, logra captar un gran interés por los acontecimientos que se despliegan en la trama.
Una representación con defectos pero muy talentosa de un texto imperecedero. Una obra con tanto talento en tantas áreas creativas distintas que realmente vale la pena echarle un vistazo.
Una gran escena no hace una película. Las secuencias carecen de dinamismo, complejidad y matices, no ofrecen revelaciones sobre los personajes, ni humor, y, lo más importante, carecen de conflictos dramáticos.
El director combina géneros de una manera audaz y despreocupada, pero al mismo tiempo lo hace con notable precisión, logrando resultados que enriquecen el contenido del guión.
El director parece haber perdido el rumbo. Salvo en algunos festivales y en algunas salas de cine independientes, esta película resulta poco comunicativa y es poco probable que logre llegar a un público más amplio.