La dirección de Lang destaca por su maestría, aportando significados y creando tensiones mediante imágenes que son a la vez sobrias y sorprendentemente bellas. Es una obra cinematográfica realmente notable.
Su toque de dramón femenino se vuelve algo pesado al final, pero en general es deslumbrante y cautivadora gracias a la dirección de Rapper, al trabajo de cámara de Sol Polito y a la romántica banda sonora de Max Steiner
La dirección de Frankenheimer transforma la complejidad de trenes, vías y estaciones en una experiencia cautivadora que atrapa la atención del espectador.
En algunas partes es algo sencillo, pero resulta ingeniosamente entretenida, destacando una vez más el talento de Godard para crear imágenes impresionantes.
Sin gracia, desaprovechando criminalmente a Bacall y Fonda como una pareja con problemas matrimoniales, y con el moderado talento de Quine para la comedia en ninguna parte.
Una telenovela clásica en la que la sutileza británica se ausenta, presentando a personajes entrañables y un fuerte tono sentimental, todo adornado con una apariencia deslumbrante.
Si logras imaginar a Sinatra como un guerrillero español del 1810, puedes aceptar cualquier cosa. Sin embargo, el resultado sigue siendo un esfuerzo a través de un guión extremadamente obvio.
La dirección de Hathaway muestra cierta falta de impulso, resultando en una película que, aunque es entretenida, parece demasiado consciente de sí misma y se siente algo convencional.
Un tema familiar, pero con un sabor deliciosamente fresco gracias a la atmosférica y discreta dirección de Mulligan, a las excelentes interpretaciones de Wood y McQueen, y al vívido rodaje en la Little Italy de Nueva York.
Bergman retrata la guerra como una poderosa y devastadora fuerza, utilizando este escenario para explorar el dolor humano de manera profunda y conmovedora. Es, sin duda, una obra maestra.