Película, elegante, alambicada, algo rococó. Hay enjundia en este ágape bien cocinado, sazonado con un toque de pimienta y un leve exceso de miel, pero resultando en un platillo sabroso.
Debería ser de obligada visión para todo tipo de público, admirable en su recorrido fílmico y su exhaustividad, en su capacidad para historiar con imágenes un periodo ominoso para el mundo.
Un peliculón. Conviven en ella varias películas distintas: una de guerra, una histórica, una de terror y una de ciencia-ficción, y, a su vez, es una sola, tan pétrea como un menhir.
Posee una marcada intención dramática sin renunciar a la esencia de Ernest Hemingway. Magnética historia sobre un último baile, sobre la agonía y la medicina para aliviarla.
La historia avanza a través de grandes bloques narrativos, aunque a veces de manera algo descompasada, pero se presenta con un encanto inexplicable y casi hipnótico.
Eficaz, sólida mirada a un pasado retrógrado que es nuestro presente de retrocesos. Funciona y convence, presentando un engranaje con buena música, dignamente panfletario, y con una actuación fabulosa de Banks.
Es tan fascinante como yermo es el paisaje y como yerma termina siendo. Sí, algo seca, demasiado dura, aunque no lo subrayaría como un error o un debe, sino más bien como una opción de trabajo, de estética.
Es puro lirismo exacerbado, tratado de lo sobrenatural desde la más carnalidad de las vidas. Bellocchio logra una película algo morosa, pero acuñada con extrema personalidad.
Delicada, sensible e implacable, esta película se presenta como una pieza de cámara con una inusual fuerza dramática. Podría interpretarse como un monólogo, donde un personaje que se quiebra en llanto revela su vulnerabilidad. Es una creación extraordinaria de Claudia Traisac.
Una narrativa sencilla y efectiva; el invento funciona y la recreación del famoso partido es un prodigio técnico de primera categoría. El resultado es alucinante.
Película sin maximalismos, con personajes complejos de definir desde un concepto claro y certero de la moralidad. (...) Obra expresiva, silenciosa e implacable sobre el miedo (…) Puntuación: ★★★½ (sobre 5)
Tamahori retrata el ambiente prebélico en Bagdad antes de la primera Guerra del Golfo. Lo hace de manera directa y sin buscar la elegancia. Todo tiene un aire polvoriento en esta película de acción, tan desaliñada que resulta entrañable.
Filmada con insólita elegancia, esta película ofrece dos horas de excelente cine. La actuación de Christian Bale es una creación magistral que muestra una brillantez interpretativa sorprendente.
'Dos vidas' está marcada por una luz singular, correspondiente a un periodo complicado de la historia reciente de Europa. La narrativa es atractiva, cuenta con actuaciones destacadas y una dirección robusta.