La película destaca por la impresionante actuación de Lea Van Acken y el excelente dominio del director Dietrich Brüggemann, quien maneja una estética meticulosamente cuidada.
Una idea impresionante para una película, es una lástima que no sea totalmente creíble. Aun así, su innegable voluntad de compromiso con un público joven es admirablemente inclusiva.
Equilibra las extraordinarias aventuras de Amundsen con una personalidad egocéntrica y despiadada. Está bien editada y sus efectos visuales son notables.
Esta cautivadora película israelí es a la vez una historia fascinante de autodeterminación y un análisis astuto de la situación actual de un territorio dividido.
Acierta con sus carismáticos protagonistas y el exquisito diseño de producción, pero queda una sensación persistente de que el guion no saca el máximo partido de una época fascinante.