Acierta con sus carismáticos protagonistas y el exquisito diseño de producción, pero queda una sensación persistente de que el guion no saca el máximo partido de una época fascinante.
Si bien carece de originalidad y del potente impacto de las mejores películas de terror, presenta una inteligente visión del frágil machismo en los treintañeros.
Cualquiera de las secuencias puede funcionar con fuerza por sí sola, pero si se encadenan con una superposición musical, la banalidad de las conexiones se hace evidente.
Una mezcla ambiciosa de tecnología y magia. Es difícil resistirse a una película que presenta robots luchadores gigantes, una alegre colegiala como protagonista, coches autodirigidos y el tren bala de Japón.
La película presenta una sensación de ser común y predecible. La trama se vuelve demasiado enrevesada, resultando en un ritmo que se desacelera considerablemente en su parte final.
La película se centra en ofrecer una experiencia entretenida sin intentar ser profunda. Destaca por su emocionante acción en el aire, un toque de magia y una conexión tierna con el carismático personaje peludo.
Los elementos típicos del cine negro nórdico, como su seriedad, imágenes gélidas y temáticas sombrías, aportan un cierto carácter a esta historia de crimen procesal, aunque no consiguen insuflarle vitalidad.