Percy Jackson & the Olympians evoca a una banda de versiones de Otis Redding. En esencia, se presenta como una reinterpretación no oficial del universo de Harry Potter.
La indolencia que hay entre las actividades extracurriculares está exquisitamente capturada y encuadrada y además está editada con paciencia. Cada plano es un regalo.
Sin comprometerse por completo a desarrollar una reconstrucción histórica, Peck hace algo más inquietante: permite que las circunstancias hablen de la situación moderna de Congo.
La película transmite de manera clara sus intenciones, que aunque parezcan absurdas, son sinceras. Sin embargo, el guion y el aspecto técnico dejan mucho que desear y faltan de energía.
Es cálida, observadora, ligeramente filosófica y profundamente curiosa sobre la vida cotidiana e interior tanto de las personas como de sus ayudantes de cuatro patas.
'Saw IV' no es 'Saw III', como tampoco 'Saw III' es 'Saw II'. Pero ni a Lionsgate, la distribuidora de 'Saw', ni a la taquilla estadounidense parece importarles. Siempre salgo del cine pensando que esta será la definitiva, pero no. Qué le vamos a hacer.
Es probable que esta película acerque el síndrome de Asperger a una audiencia que ni lo conocía ni lo ha experimentado, pero es también probable que les aburra.
Es todo lo que nadie debería desear en una película: obediente y a la defensiva, pero desesperada por encontrar aprobación. Apesta a obligación y nobles intenciones. Falta la alegría, la diversión, el misterio, el riesgo, el sabor y la perversión.
Son dos horas y media de paisajes oceánicos y de cabelleras que no cesan de ondular, indicando que la acción sucede bajo el agua. No logra divertir ni impresionar, simplemente resulta aburrida.