Tal vez no despierte mucho interés por la serie y el cómic originales, pero sí permite arrellanarse en la butaca y disfrutar del locurón mientras este tren del infierno corre hacia su destino.
Esta película es una larga broma a costa de los estereotipos del terror ochentero. Algo que puede resultar tan cargante, si no se entra en su juego, como encantador, si se la toma con la intrascendencia que merece.
Los hermanos Spierig no son precisamente genios, y "Winchester" no se convierte en la película extraordinaria que podría haber sido. Los sustos son previsibles y los horrores resultan superficialmente construidos.
El dilema no solo proviene de sus esfuerzos por generar simpatía hacia un personaje tan controvertido, sino también de la cuestión de si es posible presentar a alguien que ha hecho del exceso su razón de ser dentro de las limitaciones de un drama histórico.
Se valora que el guion y el desempeño de la actriz principal eviten retratar a una Holiday débil y sufrida. Sin embargo, el biopic como género resulta ser uno de los más decepcionantes.
Emmerich, aunque entusiasta, no logra presentar los hechos conocidos desde una nueva perspectiva. ¿Esto implica que sea una pérdida de tiempo? No necesariamente, siempre que disfrutes del cine bélico.
Con un estilo extremadamente lujoso y desperdiciando el potencial de su elenco con diálogos triviales, esta es una 'joya de la corona' que resulta muy opaca, a pesar de sus vibrantes colores.
Relato gris y crispado de la vida en tiempos de guerra. Menos mal que Mélanie Thierry se las apaña estupendamente para llenar la pantalla casi por su cuenta.
'Lobos sucios' presenta varios elementos que podrían haber sido más destacados. Sin embargo, estas virtudes se ven opacadas por diálogos excesivamente explicativos, clichés maniqueos y otras debilidades.
La película destaca en la realización y en su capacidad de generar risas. Se disfruta como un caramelo kitsch, ofreciendo una experiencia divertida y entretenida.
Solo Riley Keough y Eliza Scanlen han destacado en esta película cuyas truculencias resultan impactantes, pero también demasiado fáciles de olvidar una vez acabado el paroxismo.
Los diálogos explicativos y los momentos culminantes, que siguen un formato predecible, se adentran en la convención. Esto transforma la película en un homenaje a un ícono, en lugar de ofrecer una experiencia auténtica.
Las aventuras de estos hermanos de armas resultan interesantes, aunque no logran cautivar del todo y no alcanzan a colocarse entre las mejores obras de su comandante. La incursión vietnamita de Spike Lee no se destaca como lo mejor de su filmografía.