En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un mayordomo impecable, emprende un viaje por Inglaterra. Ahora al servicio de un millonario estadounidense (Christopher Reeve), quien es el nuevo propietario de Darlington Hall, una mansión que conoció su máximo esplendor dos décadas atrás, cuando su dueño aristócrata British albergaba a las figuras más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esto le permitió ser testigo de conversaciones sobre los acontecimientos políticos más relevantes de la época. Simultáneamente, su vida personal da un giro inesperado con la llegada de la señorita Kenton, la nueva ama de llaves (Emma Thompson).
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