Como la observación de pájaros, 'The Big Year' recompensa a los pacientes. Respeta tanto la integridad como la excentricidad de la afición aviar y cuenta algo sobre la fascinante abundancia y particularidades de los animales en sí mismos.
Emplea el carisma de los atletas y de la energía competitiva del deporte que disputan para impulsar una enérgica historia sobre el trabajo y el capitalismo en el siglo XXI.
La largamente esperada y costosa última película de Scorsese, una brutal historia épica ambientada en el Manhattan de mediados del siglo XIX, es un film que, a pesar de sus imperfecciones, seguramente ganará reconocimiento con el tiempo.
No pretende ser más que un entretenimiento de baja calidad. Pero incluso esto debería estar bien hecho. Es fácil de ver, pero ¿no podría ser un poco más inteligente?
Es demasiado fría para ser un melodrama y demasiado hermosa para tratar temas políticos. Y el drama de la experiencia de May está a medio camino entre la pena y la indignación.
El Sr. Stone ha realizado una contribución honorable y absorbente al registro imaginativo de nuestros tiempos confusos. Cuenta una historia (...) discretamente embellecida al servicio del drama y del suspense.
Una historia de crímenes reales y una comedia desenfrenada, 'The Big Short' es una película de atracos que plantea una candente polémica. Te reafirmará en un profundo cinismo hacia Wall Street, mientras al mismo tiempo logra restaurar tu fe en Hollywood.
Hay una problemática complacencia y una falta de compasión en 'Lo imposible', que es más el relato de unas vacaciones arruinadas que una visión sobre una destrucción masiva.
Lo que hace que el film funcione —además de la energía y agilidad de las actuaciones y el estilo veloz y fluido de Liman— es el contrapunto preciso entre drama público y doméstico.
La historia real de Jack Abramoff tiene giros significativos y personajes tan vívidos que superan a Hickenlooper, quien no logra darle una estructura coherente.
Hay cierto vigor llamativo que hace que la película se deje ver, aunque su historia sea descontrolada y se acerque de forma superficial a los temas que trata.
Su mayor logro es contar su historia, como hizo en gran parte la autora de los diarios originales, con una combinación de claridad desapegada y complejidad emocional.
Rígida y forzada. El problema radica en que, al intentar refutar el estereotipo histórico de la pasividad judía, Mr. Zwick, coescribiendo el guion con Clayton Frohman, termina reafirmándolo.
Schnabel exhibe su libertad creativa en cada fotograma y en cada secuencia, rompiendo con las convenciones narrativas y expositivas para optar por una honestidad salvaje e intuitiva.
El contenido de 'Nobody Knows', que debería consolidar su reputación como uno de los directores más interesantes y originales de Japón, es por naturaleza triste.