Es un poco como 'Clockwork Orange' reimaginada como un espectáculo de un solo hombre y desprovista de implicaciones políticas. Invita a admirar a su protagonista como una personificación pura y musculosa de la anarquía.
Una película infundida con un expansivo, casi vertiginoso sentido de posibilidad, y que transmite un placer puro y natural en sus espacios abiertos, el aire fresco y la luz del sol brillante. La imperfección del filme, como su grandeza, surge de un apasionado y generoso impulso que resulta tan difícil de resistir como la llamada de una carretera qu
Es apropiadamente contundente, poderosa e implacable, un estudio de los cuerpos masculinos en sudoroso movimiento y de las emociones masculinas en lacrimosa agitación.
Kurosawa transforma el thriller en un medio para una crítica social profunda. Establece un ambiente aterrador, manteniendo a la audiencia en un estado de confusión similar al de la policía. El director elabora un complejo laberinto psicológico y nos abandona en su centro.
Los aproximadamente primeros 40 minutos de Wall-E son un poema cinematográfico de tanto ingenio y belleza que sus implicaciones más oscuras quizá tarden en calar hondo.
Sus placeres son tan escasos, su deleite en sus propias invenciones tan forzado y falso, que se convierte casi en el opuesto perfecto al entretenimiento.
La largamente esperada y costosa última película de Scorsese, una brutal historia épica ambientada en el Manhattan de mediados del siglo XIX, es un film que, a pesar de sus imperfecciones, seguramente ganará reconocimiento con el tiempo.
No pretende ser más que un entretenimiento de baja calidad. Pero incluso esto debería estar bien hecho. Es fácil de ver, pero ¿no podría ser un poco más inteligente?