El trabajo del realizador Jesús Mora es notable. Con claridad y paciencia, logró transmitir este episodio, complementado por un excelente montaje, una banda musical adecuada y una fotografía de alta calidad.
Los guionistas intentaron ofrecer una visión crítica sobre el sexo y el dinero, pero el resultado se siente como una anécdota que repite situaciones, con diálogos que carecen de profundidad y humor.
El director Daniel Burman demuestra, una vez más, su habilidad para dotar a los personajes de la naturalidad necesaria para enfrentar los altibajos de la vida, incluyendo la amargura, los reproches, los perdones y las renuncias.
El film se convierte en una divertida comedia a la que el director Nicolás López supo imponerle la suficiente simpatía, con elementos técnicos muy correctos que acompañan su azucarado y entretenido guión.
Bartok presenta una narrativa de terror que respeta las convenciones del género, pero incorpora elementos que intensifican el suspenso mientras se explora la atormentada vida de su personaje principal.