A pesar de las numerosas imágenes desoladoras, la obra brinda una emotiva perspectiva sobre la posibilidad de un futuro en el que israelíes y palestinos colaboran en busca de la justicia.
Por suerte para los espectadores, este tipo de trabajo, desconcertante para cualquiera que tenga una relación razonable con la adrenalina, resulta fascinante incluso si nada sale mal.
Un intenso retrato de una mujer que vive en la dualidad de su ser: a veces tímida y otras extravagante, muestra una mezcla de rigidez y vulnerabilidad, y siempre está en la incansable búsqueda de la verdad.