Un documental que realmente se destaca, donde se anima al espectador a reflexionar sobre las complejas creencias de un personaje fascinante y lleno de contradicciones.
El guión resulta ser bastante insustancial y plano, sin embargo, la dirección logra crear una atmósfera envolvente y perturbadora que mantiene al espectador cautivado desde el inicio hasta el final.
Una producción casera y amateur que puede ser divertida si la ves en casa de amigos que la han hecho. Sin embargo, no justifica el precio de una entrada al cine.
La película comienza de manera explosiva, pero tras el primer tercio pierde su impulso. Es notable cómo Martínez-Lázaro logra exprimir el potencial de los personajes secundarios, quienes ofrecen los momentos más memorables.
Memez pseudotranscendental. Los diálogos generan vergüenza, el elenco ofrece una actuación sin emoción, y la dirección es exagerada, recargada y faltante de coherencia.