La película más “seria” del maestro Ismael Rodríguez destaca por su excelente manejo del espacio, un uso impresionante de la cámara, diálogos bien construidos y actuaciones sobresalientes.
Se podrá criticar la visión tan adversa y hasta exagerada sobre el enemigo. Pero no se puede negar la pertinencia de este alegato pacifista que, a casi 100 años de la novela original, sigue siendo tristemente actual.
Una cinta sin mayores aspavientos, plena en diálogos largos y una parquedad de escenarios que no ayudan a exorcizar del todo el fantasma del aburrimiento.
Un imponente ejercicio de memoria histórica en una monumental película que tiene la habilidad de transformarse constantemente: es un thriller, un western, un drama romántico y hasta una tragicomedia.
El resultado es una experiencia inmersiva, un western selvático cuya arma secreta es la mirada de Indira Rubie Andrewin que fascina a los hombres, y al público también.
Con inteligencia y un mucho de fantasía, la directora y guionista Angela Robinson rebasa la naturaleza biográfica del relato para levantar la voz sobre la tolerancia y el respeto a las decisiones y orientaciones de los demás.
El primer papel con el que demostró que no era un actor común. Boseman mostró su talento, y marcaría el inicio de una temática que lo acompañaría a lo largo de su carrera: la representación de personajes que enfrentan el racismo.
El 'Elvis' de Luhrmann peca de asepsia, pero sin duda es efectiva en la narración de su historia, particularmente en los poderosos momentos musicales, mismos que nos recuerdan por qué Presley sigue siendo El Rey.
El episodio no responde a muchas preguntas que surgen de la trama. Todos esos cabos sueltos me hicieron perder el interés, sumado a que la historia se vuelve extremadamente predecible a partir de la mitad del episodio.
Se queda corta de todos los frentes: ni termina de ser un buen thriller, ni permite que sus dos estrellas sigan brillando, ni dice nada relevante sobre las mujeres enfrentando el comportamiento tóxico masculino.
La nueva cinta de Spike Lee tiene un valor que trasciende lo que se muestra en pantalla. Es una película con un mensaje ineludible que resuena en el momento adecuado.