[Suleiman] se encuentra con situaciones y lugares que aparecen en la película a la manera de atractivas viñetas, siempre cargadas de gracia, sugestión y belleza, tres cualidades que en cine son invalorables.
Lo mejor de la película es el desempeño de un elenco experimentado que encabeza Betiana Blum, una actriz con el suficiente recorrido como para entregarse al juego, lucirse e incluso salvar los escollos de un guión que más de una vez apela al trazo grueso.
Aún con sus excesos en el tono irreverente y crudo de la sátira, así como en la duración de la película, lo cierto es que logra generar debates apasionantes, lo cual resulta ser algo muy positivo.
La historia combina de manera efectiva el thriller y el humor negro en gran parte de su desarrollo, sin embargo, en el último tercio comienza a desvanecerse y a recurrir a recursos repetitivos, donde la escatología se convierte en el tema principal.
Detrás de las acrobacias formales, los golpes de efecto y los chistes cuestionables, se esconden contradicciones evidentes. Iñárritu parece querer criticar la superficialidad, el efectismo y las truculencias del cine comercial, pero utiliza las mismas tácticas en su obra, que se siente artificial y excesiva.
'La sed' es una historia repleta de humanidad, un elemento que a menudo se menciona de manera ligera en las campañas promocionales del cine de entretenimiento, pero que aquí se experimenta de forma auténtica y tangible.
En términos visuales, el film es realmente impactante, recordando a clásicos como 'Blade Runner' y 'Matrix'. Su estructura narrativa se presenta de manera sólida, y su trama es directa y sencilla.
Este intenso melodrama, lleno de juegos temporales, logra que las fluctuaciones emocionales no oculten el mensaje político de la trama. La excepcional actuación de Penélope Cruz se destaca como una de las principales virtudes de la película.
La habilidad de Miles para expresar su estado emocional a través de la trompeta es notable, capturando su humor en cada nota y creando una música que resuena de manera única.
Película con un enfoque errático, resulta desafortunado el desdén con el que Bavo Defurne presenta la realidad laboral. En esta ocasión, carece de la mordacidad e inventiva necesarias para cumplir con la ambiciosa propuesta que se plantea.
Película con un tono sombrío y desalentador, que destaca gracias a las brillantes actuaciones de Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia. La narrativa, llena de flashbacks, limita las oportunidades del espectador para participar activamente en la historia.
Incomodidad, nervios y un funeral tragicómico para una comedia ágil e ingeniosa. Es la fabulosa sensibilidad de su actriz protagónica la que nos involucra de lleno en un viaje de destino incierto.
La película se destaca por la habilidad del director al presentarla como un thriller perturbador, cuya tensión se intensifica con el desarrollo de la historia.
López Linares logró adaptar El jardín de las delicias al cine con destreza y agudeza. Las reacciones y las interpretaciones provocadas por la pintura muestran claramente su gran capacidad de sugestión.