Uno nunca hubiera imaginado un tema así en la obra de Haynes, pero se hermana con la opresión a la diferencia, tan recurrente en su filmografía. Como siempre, entonces, 'El precio de la verdad' nos revela al propio Todd Haynes.
Sus fallas no son pocas, pero 'La mula' es significativa por ser no solo la despedida de Eastwood como actor, sino también por mostrarlo tendiendo la mano hacia lo diferente. El cine podrá prescindir de la película, pero no nuestro tiempo.
Aunque la historia no culmina en una película brillante, su maniqueísmo y su conclusión romántica le hacen daño. Sin embargo, hay momentos extraordinarios que se destacan.
La pobreza estética de Stewart sugiere que los peores momentos del metraje son consecuencia de pasar demasiado tiempo frente al televisor. Ni esteta ni humanista, Stewart no logra impactar con [Rosewater].
Un manifesto radical del conservadurismo francés. Su éxito revela la hegemonía de esta tendencia en una Francia similar a la que construyó un imperio después de la Revolución.
Su película no se desarrolla convencionalmente, es decir, con protagonistas y acciones dramáticas, sino que crea retratos en movimiento. La memoria sensorial se convierte en una forma narrativa.
Varda construyó una retrospectiva animosa que, satisfecha, al final invita a la muerte. Como una fotografía que se lleva el mar, Varda se desvanece pero jamás se olvida.
La narración junto con la cercanía de Losier a Cassando logran crear una representación íntima. Además, la filmación en 16 mm le confiere un aspecto de cinta casera, añorante, que retrata la caída de un ser querido.
Hay una contradicción importante en 'Hasta el fin' que impide que se convierta en la película definitiva sobre la política y los años de Lyndon Johnson: el director Roach dota a la obra de un enfoque sentimental que no solo resulta innecesario, sino que tampoco hace justicia al material que se presenta.
'Kurt Cobain: Montage of Heck' actúa como una defensa de la libertad ante todo mientras retrata la consciencia de un hombre infeliz, pero libre de escribir sobre sus ganas de destilar la vida que hay en sí.
Salles nos muestra cómo el cine de Jia refleja sus preocupaciones personales. En la corta duración de hora y media de la película, el arte de Jia florece, y aunque su figura es hermética, revela una profunda fragilidad.
'Los sabores del palacio' presenta una serie de viñetas que carecen de coherencia y no logran ofrecer un carácter individual o colectivo, a diferencia de las obras de Federico Fellini, ya que se centran más en ocultar la anécdota.
'Why We Were Kings' es la respuesta del cine a la pregunta que quizá muchos tengan en mente ante el anuncio de la muerte de Ali: “¿Por qué era tan importante?”.
Mantiene estos elementos típicos de las obras que denuncian el abismo entre una clase dominante y sus desposeídos, pero agrega dimensiones fascinantes a lo que podría ser una película de acción trascendente solo gracias al genio visionario de su director, Bong Joon-ho.