GIllespie y el guionista Steven Rogers no solo han logrado la vivisección de una estrella deportiva, sino que también han presentado una mirada contundente sobre el medio que la rodea.
Los apasionantes planteos éticos y políticos de 'Candelaria', poseen el sustento formidable constituido por su conmovedora historia de amor, a su vez apoyada en una descomunal labor interpretativa.
Consigue la imagen real y casi antiheroica de un pueblo que reclama sus libertades e información, mientras reniega de un periodo que ha sido falsamente ensalzado.
Demasiado cerca del inicio y demasiado lejos del final, esta producción de dos horas y ocho minutos, se diluye en los lugares comunes de un cine (hoy demasiado abundante) de correrías con automóviles y sin ellos.
Palimpsesto o indisimulado plagio no son necesariamente obstáculos para 'Alien: Covenant'; su defecto más notable es que resulta terriblemente aburrida.
Su uso "incorrecto" del montaje le permite desarticular el espacio, quebrar la continuidad, prescindir del "eje", ignorar la "direccionalidad" de las miradas y sus combinaciones. Todo esto contribuye a potenciar el sentido y el dramatismo de la magnífica 'Dunkerque'.
No es arriesgado señalar que la innegable fuerza de 'Revenant: El renacido' se diluye en sus reiteraciones, perdiendo así su capacidad de impactar, a diferencia de lo que ocurre en la primera parte de sus dos horas y media.
La denuncia de los estragos cerebrales que llegan a afectar a los jugadores es valiente; su expresión dramática alarma por la puerilidad de sus planteos.
El excesivo dulcificamiento de la historia, la torpe idealización de una sociedad y la estructura cinematográfica predecible convierten a esta película en un producto desechable, dirigido principalmente al público estadounidense.