La trama se centra en gags sencillos, adorables ardillas, una interpretación divertida de las sirenas y una aventura repleta de contratiempos por mares e islas. El guión presenta momentos brillantes, aunque en general carece de gracia.
En la senda de las "peplum", esas películas de romanos heroicos que se dedicaban a la guerra durante todo el metraje, este 'Hércules' cumple con su promesa: acción, épica y un toque de humor.
Puede resultar excesivo y hasta extenuante para un espectador desprevenido, pero se agradece que una película sobre este tema y de esta naturaleza se escribiera y filmara respetando lo ineludible: la profundidad y la riqueza de las palabras y su capacidad de agitar las pasiones humanas.
La puesta en escena y el diseño de la producción reflejan un esfuerzo meticuloso y detallado. El escenario, con su inevitable toque bucólico, se captura con delicadeza, mientras la tensión se incrementa de manera casi imperceptible.
El grotesco se alterna y se mezcla con escenas crudas, violentas y muy explícitas en una historia atiborrada, tan recargada de hechos, situaciones, escenas que con ella se podrían haber hecho tres películas.
Parece ignorar los códigos esenciales y las convenciones mínimas de este subgénero y, lo que es peor, lo que el público sabe acerca de éste. Violenta y predecible.
Tiene un gran valor, aparte de ser protagonizado por Forest Whitaker, (...) dice mucho sobre cómo la exitosa lucha por los derechos civiles en EE.UU. triunfó por el camino trazado por un pacifista, el Dr. Martin Luther King.
Hay una aproximación intimista y una interpretación llena de veracidad y sin aspavientos de los trastornos psíquicos del protagonista. Es también una gran y bella historia de esperanza.
La película entrega un enfoque cercano y valioso a un proceso extremadamente complejo, lo que hace que se perdonen los clichés presentes a lo largo del metraje.
El extraordinario uso del lenguaje cinematográfico es una clase para cualquier cinéfilo y es el valor en sí de 'Wakolda', superando el interés que pueda o no despertar el tema de fondo en sí mismo.
Es un interesante ejercicio reflexivo, de perspectiva aguda, capaz de iluminar el presente y jugar a la parodia. De paso, brindó aires insospechados a las disímiles carreras de Gosling y Crowe.
Lo mejor que se puede decir de 'El conjuro' es que es entretenida, que consigue la atención del espectador en un bien armado juego de ir agregando de a poco los elementos que ya todos sabemos que salen al baile en una historia así.