Una gran película, una obra tan desmedida como entretenida que eleva a un Fuguet valiente, desprejuiciado y lúdico que pareciera ir contra la corriente.
Koepp dirige este pastiche con maestría, mientras Depp da una clase magistral de sobreactuación. La película sigue un rumbo esperpéntico que podría ser entretenido si contara con momentos de humor efectivos.
No es una película policial ni de denuncia, sino una combinación de todo eso y más, enmarcada en una comedia de autor que refleja el humor único de un director audaz que se atreve a abordar diálogos sobre el lenguaje.
Un documental muy sincero que se presenta como una alternativa a los retratos idealizados que hemos visto hasta ahora. Ofrece una nueva perspectiva, revelando aspectos sorprendentes de un personaje que creíamos conocer a fondo.
Buscando un tono que no logra captar y presentando chistes previsibles, la película intenta ser un fuerte desafío al sistema, aunque termina siendo una broma inofensiva en medio del fervor electoral.
Cargada de buenos sentimientos, la historia no cae en la cursilería y mantiene un buen nivel de entretenimiento, gracias a la armonía entre el humor, la fantasía y las emociones que presenta.
La película está llena de clichés, con personajes estereotipados y un exceso de melodrama, lo que le resta valor. Además, su pretensión de dar una profunda lección sobre el amor resulta poco convincente.
El problema con 'Amor eterno' es que sufre de múltiples fallos. Carece de ambición y se apoya en lugares comunes cansinos, además de tener una banda sonora excesiva. Pero, sobre todo, resalta la torpeza de los guionistas para conectar las diferentes situaciones.
El mérito es del francés Christophe Gans, quien se mantiene fiel a la fuente original pero asombra con una puesta en escena impecable, desde la fotografía al decorado. Alta artesanía francesa.
El italiano Giulio Petroni aplica de manera efectiva las lecciones de Leone en una película sobresaliente. Además, presenta una de las más destacadas bandas sonoras de Morricone y cuenta con la actuación memorable de Lee Van Cleef.
La película logra su objetivo y resulta agradable gracias a su enfoque sin pretensiones. La sencillez de la trama da lugar a escenas de acción más físicas que digitales.