Un elegante y vistoso intento de aportar algo de creatividad emocional al género del terror. No se puede decir que lo logre totalmente, pero al menos se debe reconocer a sus creadores la valentía de su ambición.
La secuela de la parodia de Marlon Wayans es tan inepta y pueril como su predecesora, pero que nadie diga que su guionista y protagonista no hace todo lo que puede.
Un trabajo absolutamente funcional que añade suficientes elementos excéntricos como para animar lo que es básicamente un recauchutado de la fórmula original.
La película presenta un retrato efectivo, aunque algo esquemático, de las innumerables fisuras y grietas del sistema legal que pueden afectar a una persona inocente.
Esta comedia revoltosa y entrañable anuncia a Wells como un talento detrás de la cámara al que merece la pena seguir. La energía cómica de la película nunca decrece.
'Band Aid' tiene en su comienzo el suficiente ingenio y encanto canalla, como para generar las buenas intenciones necesarias para impulsar el irregular acto final.
Una historia de supervivencia discretamente conmovedora. Aunque el enfoque naturalista puede desafiar a quienes buscan una experiencia más visceral, este estilo permite que afloren los ritmos del instinto y la lucha por la supervivencia.
El debut de Curran es elegante y desafiante, pero resulta inevitablemente inescrutable. A pesar de su calidad, no alcanza a estar a la altura del excelente reparto que lo acompaña.
Gugu Mbatha-Raw ofrece una interpretación convincente en este complicado, pero indudablemente entretenido romance ambientado en el mundo del espectáculo musical, dirigido por Gina Prince-Bythewood.
La química entre Keaton y Freeman al presentar esta obra es notable. A pesar de las carencias del drama, resulta refrescante observar un matrimonio feliz en sus años dorados, representado con tanto cariño en pantalla.
'Like Crazy' es una joya exquisita, hermosamente interpretada, que debería servir de preludio de cosas más grandes para las estrellas Felicity Jones y Anton Yelchin.
Una tragicomedia adolescente convencional y muy difusa. Aunque está rodada con energía y cuenta con algunas actuaciones interesantes, 'Speech & Debate' no logra ser convincente por sí misma.
La clave del éxito de esta farsa posmoderna sangrienta, vertiginosa y sutilmente perturbadora es su desinterés general por señalar las referencias, adoptando su estilo de su pareja principal.
Un accidente de zeppelin que ocurre a cámara lenta comienza como una fábula desgastada, pero rápidamente se despliega en una espiral que se vuelve cada vez más incontrolable, sin que la historia logre hacerse más emocionante o cautivadora.
Esta secuela es mejor que su predecesora de 2016, siendo más aguda, más vulgar, más coherente en su narrativa y en general, más divertida. Además, incluye algunas nuevas incorporaciones que son muy bienvenidas.