Es poco exigente, liviana y una película que ni siquiera intenta abordar el caso y sus ramificaciones densas, complejas e incrustadas en la sociedad chilena durante casi medio siglo.
'Vicio propio' es un palacio encantado, un túnel del amor y una carretera hacia un pasado admirado, confuso y peligroso. Es un tour policial, sentimental y cultural. Es una película sin consejos ni advertencias y sin puertas de salida.
Esta es una historia que ha sido filmada en numerosas ocasiones y la película no intenta explorar ni desafiar el género. No hay ningún esfuerzo narrativo adicional ni novedades en el guión, la dirección de arte o los personajes. El objetivo parece ser contar, una vez más, lo que ya ha sido contado infinidad de veces.
Se construye sobre el engaño y el encanto de contar una historia donde todo es juego, jugo y mentira. En un universo tramposo, solo una cosa se hace auténtica: la historia de amor.
En la película faltan dosis de humanidad, admiración, investigación y cariño. Sobran el determinismo, los prejuicios y el tiro al aire de la dictadura.
La película mantiene el rasgo de asombro del cuento infantil y adolescente, donde el camino del aprendizaje mezcla lo clásico con lo popular, y también lo propio con lo extranjero.
El de Pablo Trapero es un cine de enorme pureza y energía narrativa que derrocha tensión, suspenso y clima. Es impecable e implacable y está regado con sangre, violencia y arrebato. También es un cine que puede ser virtuoso en su coherencia narrativa.
Es el Olimpo del mercado cruel y salvaje, son los términos de su religión y es la biografía de uno de sus dioses más terribles y fugaces. Y el director Martin Scorsese, como en tantas de sus películas, no filma el sueño americano, lo que filma es su pesadilla.
Es una de esas películas de actuaciones extremas y, por tanto, tan físicas y evidentes como los acontecimientos que relata y los sentimientos e ideas que desprende.
La película esboza dos líneas argumentales para dar a conocer la época y el contexto. Sin embargo, lo hace de manera superficial y poco convincente, ya que no hay un análisis profundo de los mecanismos y la intimidad del fenómeno colectivo.
Esta no es una vía de cruces, milagros y salvaciones, este es un calvario de sufrimiento y maldad y la película no cede y se hace cada vez más implacable, asfixiante e irrespirable.
Es una película remolona, demorosa y que tarda demasiado en salir del letargo. Si la saga sigue en este proceso desangelado, ni la inercia de la industria la rescata.
Es curioso que una película, según los parámetros de 'Alien', permita el ingreso de cavilaciones, confesiones y conversaciones que se pueden calificar de profundas, para decirlo con ligereza. (...) Pero 'Life: vida inteligente' es lo que es, y en eso consiste su género y su gracia.
En el fondo subyace la ambición testamentaria de un viejo director que no se conforma con dejar una criatura extraterrestre, sino que quiere legar una génesis y una mitología. Alguien podría decir: es como mucho. Ese es justamente el cine de Ridley Scott.
El verdadero problema de la película no radica en el mar, el tiburón o la surfista, sino que en su duración: se siente alargada. A medida que avanza, la sensación de aburrimiento se hace evidente. Quiero que la acción ocurra, pero parece que pasa una eternidad para llegar a eso.
'Sully: Hazaña en el Hudson' es una obra diferente. Esta película de un veterano director refleja su admiración por su país y su sistema, siguiendo la filosofía de Sully: en ella no hay nada extraordinario, solo un trabajo bien realizado.