Finalmente, resulta ser mucho menos de lo que se esperaba, ya que la película en lugar de avanzar en la resolución del caso y en el desarrollo de los personajes, se adentra en un laberinto sin salida y lleno de especulaciones.
La película logra mantener una atmósfera de tensión y suspense durante buena parte de su duración. Sin embargo, se siente un desliz cuando se agotan las ideas, introduciendo atajos y elementos que no aportan, con situaciones inverosímiles y algunas imágenes que parecen forzadas.
No da escape ni respiro, cierra las puertas y tapia las salidas, para que retumbe la vejez no como condición humana, sino como maldición. En esta película hay dos viejos sobre el escenario y al comienzo y al final está el título invisible, que lo explica todo: amor.
Cédric Klapish, en la mayoría de los contextos, muestra una actitud amable y comprensiva hacia la narrativa y los personajes. Si bien es posible disfrutar de su trabajo, es difícil considerar que lo presentado alcance el nivel de una gran película.
La película se mantiene fiel a su origen literario, priorizando una atmósfera educativa y una narrativa con un profundo mensaje, evitando el exceso de efectos especiales y acción.
Los monstruos de 'Kong: la isla Calavera' son diversos y presentan una notable perfección, detalle y minuciosidad técnica. No cabe duda de que este aspecto refleja un arduo trabajo que requirió tanto tiempo como paciencia digital. Sin embargo, en otros aspectos, la elaboración fue escasa.
La película pierde intensidad en ciertos momentos debido a su tono moralizante, afectando su ritmo y desvirtuando el sentido de la trama. Sin embargo, en su mejor parte, se convierte en una obra entretenida y presenta momentos realmente destacados.
La película se detiene en su avance y no logra desarrollar completamente su audaz intento de satirizar y desmembrar un universo femenino que parece desprovisto de creatividad y calidad.
La obra de Rosario Espinosa y Enrique Farías es una interesante propuesta de debutantes. El futuro de su trabajo es incierto, pero hay esperanza de que con el tiempo logren evolucionar, siempre que se atrevan a experimentar y romper con lo establecido.