Un largometraje limitado, aburrido y lamentablemente orientado al comercio. El reencuentro del dúo Williamson-Craven resulta fallido, acompañado de efectos especiales decepcionantes.
Lo que predomina es un tono alegre, con un trasfondo que, aunque resulta muy positivo, afortunadamente no llega a ser tan superficialmente optimista como algunos éxitos de la vecina nación.
La participación de Jordi Sánchez, quien interpreta de manera excepcional el papel de un enfadado constante, así como la presencia de David Guapo, siempre es una garantía de calidad. Al resto del elenco se le suma una dosis de buenrollismo ameno y sonrisas simpáticas.
Estamos ante el largometraje de Allen más sólido en años. Lo mejor es su construcción narrativa y la actuación memorable de Cate Blanchett. Lo peor son algunas subtramas secundarias.
Una buena manera de disfrutar esta película, que ya es divertida por sí misma, es imaginar el impacto que podría haber tenido en un estudio de Hollywood con una premisa así.
Oz vuelve a demostrar que domina el slapstick y el diálogo ágil. Destaca la interesante mezcla entre el sabor británico y las maneras estadounidenses. Sin embargo, se echa en falta un supercómico al frente.
Apreciable película que demuestra la habilidad del elegante manipulador de sentimientos James L. Brooks en 'Un don excepcional', cuya conmovedora trama logra impactar sin caer en el sensiblerismo.
Un rompecabezas compuesto de restos humanos y sin vida, que a pesar de su discurso restringido y su ritmo lento, logra mantener el interés del espectador.
Conmovedora y atrapante, la película se presenta como un drama maternofilial basado en hechos reales, con los elementos necesarios para narrar su historia. A esto se suma un thriller que, aunque pueda parecer artificial en su trama, resulta altamente efectivo visualmente.
Entretenido conjunto de golosinas, refleja la evolución hacia un enfoque más comercial de su predecesora. Se presenta como un producto ideal para el mercado, pero se asemeja más a la comida rápida que a la cocina de alta calidad.
Nadie podrá negar que esta película cumple con lo que su título, cartel y tráiler anticipan: diversión violenta, colmillos afilados, sangre sencilla, efectos especiales sofisticados, acción vibrante y una dosis de erotismo.
Un sorbete, ligerísimo en contenido, pero agradable de sabor, que mezcla parábola ética al (inofensivo) gusto actual y malintencionada sátira sociopolítica de tradición transalpina.
Este reboot, que es tanto audaz como reflexivo en su enfoque formal y narrativo, ofrece características únicas que lo transforman en un producto de género que invita a la observación sociológica.