Romero es el que mejor aprovecha el mito que él mismo instauró, evitando utilizar tecnología avanzada y manteniéndose fiel a la auténtica esencia del cine de serie B.
Concepción caricaturesca de un personaje hecho de mohínes y monerías. Es una pena ver a Bridget dilapidar el capital de simpatía que se había ganado en su primera encarnación en la pantalla.
Las distintas formas narrativas presentes en esta película no logran fusionarse de manera efectiva. No conseguimos la esencia de Wong ni de Lynch, resultando en un noir de Singapur que parece demasiado pretencioso. Sin embargo, no se puede negar que presenta un interesante cóctel visual.
Es uno de los mejores largometrajes de los últimos tiempos, donde no solo oímos, sino que también percibimos la madera crujiente, el metal percutivo y el salitre pegajoso.
Efectista estilo que, a pesar de su apariencia, no aporta nada nuevo a la trama. Aun así, la historia logra algunos momentos destacados que elevan un poco la experiencia.
Neil Jordan, con una trayectoria cinematográfica irregular, presenta esta película como un intento de volver a su mejor nivel, pero no logra alcanzar esa meta.
La película y el actor logran hacer uno de los grandes milagros del cine: hacernos sentir empatía por un personaje que parece lejano, como este triste, solitario y finlandés.
Castel logra de manera sobresaliente transmitir la esencia de un personaje frío y complicado, como un axioma. Esta película, aunque impactante, resulta casi asfixiante.
Lo primero que destaca es el delicado toque mágico en la trama. Es una fábula que se mantiene ambigua, dejando un final abierto que irradia una belleza indiscutible.
Benpar argumenta que el cine debe presentarse en su forma original, sin alteraciones como colorido, doblaje o ediciones. Su enfoque es claro y directo.
Organiza de forma dinámica un apabullante material de la época y prescinde de entrevistas a los testigos y supervivientes, una opción que uno desde luego agradece.
Schwaiger se entrega a la pasión por la noche, la música y la comunidad de la isla. Sin embargo, es más atractivo el Schwaiger que se opone, como en su inolvidable representación de un nazi en 'El paraíso de Hoffman'.
Dequenne destaca como una impresionante actriz trágica, aunque la película no profundiza en las razones que llevan a la protagonista a su caída. Sería deseable una mejor caracterización de los personajes que la acompañan.