Neil Jordan, con una trayectoria cinematográfica irregular, presenta esta película como un intento de volver a su mejor nivel, pero no logra alcanzar esa meta.
La película y el actor logran hacer uno de los grandes milagros del cine: hacernos sentir empatía por un personaje que parece lejano, como este triste, solitario y finlandés.
Castel logra de manera sobresaliente transmitir la esencia de un personaje frío y complicado, como un axioma. Esta película, aunque impactante, resulta casi asfixiante.
Lo primero que destaca es el delicado toque mágico en la trama. Es una fábula que se mantiene ambigua, dejando un final abierto que irradia una belleza indiscutible.
Benpar argumenta que el cine debe presentarse en su forma original, sin alteraciones como colorido, doblaje o ediciones. Su enfoque es claro y directo.
Organiza de forma dinámica un apabullante material de la época y prescinde de entrevistas a los testigos y supervivientes, una opción que uno desde luego agradece.
Schwaiger se entrega a la pasión por la noche, la música y la comunidad de la isla. Sin embargo, es más atractivo el Schwaiger que se opone, como en su inolvidable representación de un nazi en 'El paraíso de Hoffman'.
Dequenne destaca como una impresionante actriz trágica, aunque la película no profundiza en las razones que llevan a la protagonista a su caída. Sería deseable una mejor caracterización de los personajes que la acompañan.
Es un documental poco convincente que utiliza todos los recursos disponibles para captar la atención del público, pero lo hace de manera superficial y sin profundizar en los temas que aborda.
Admito que perdí paciencia rápidamente, hasta que entendí que esta franquicia cuántica está dirigida a los más jóvenes; especialmente para aquellos que no están familiarizados con los Spy Kids de Robert Rodríguez, que son una versión más amigable e inclusiva de esta propuesta.
Los hermanos Foenkine, junto a la protagonista Viard, logran abordar de manera valiente los aspectos más sombríos de este descenso al limbo de quienes ya no se sienten en la misma etapa de vida que sus hijos.
Si no se está familiarizado con Barbara o con Balibar/Amalric, o si no se es aficionado a la «chanson» francesa, es probable que se experimente menos el intrigante juego de espejos que se desarrolla.
La película sigue muy de cerca el estilo de 'Love Actually'. El espectador disfruta al ver muchas caras familiares en papeles que, más que desarrollarse, apenas se presentan.
Lo destacado de esta obra, que se presenta como una «dramedia con números musicales», es que en varios momentos logra cumplir con las expectativas que genera su atrevido concepto.