Es una película compleja que puede parecer menos de lo que realmente es. Es posible que necesite ser vista más de una vez para poder valorar su verdadero impacto.
Si Linklater sigue con su enfoque de documentar a la pareja cada diez años, como ha hecho hasta ahora, logrará crear un mapa del amor a lo largo de la vida, un proyecto que podría ser el más ambicioso en la historia del cine.
Con 'Graduación', Mungiu ha conseguido una película enervante y angustiosa, sobre todo porque instala esas emociones en el espectador antes que en los personajes.
Ozon es un gran narrador. No es un inventor de formas, sino un cineasta consciente de que un relato cautivador depende de las modulaciones, las omisiones y las tensiones que introduce en cada momento. Como siempre en sus películas, Ozon se mueve en múltiples niveles.
No es cine. Es televisión en pantalla grande. Su lenguaje, su lógica, su modalidad narrativa, su manera de encuadrar, son televisivos y no se elevan por sobre el techo de los programas de entretención.
Al fin, este río trae más ruido que piedras. 'La cabaña del terror' es oscura, nocturna, sangrienta y escabrosa, y comparte la estética de sus congéneres. Solo tiene algún interés en el debate sobre la narratividad, pero esto es algo que únicamente puede seducir a unos cuantos espíritus interesados.
Brugués no será muy fino, pero no carece de elegancia. Y comparte esa extraña ambigüedad de otras películas cubanas similares: (...) Es más bien lo que se ubica después del humor: el cinismo esperpéntico, el chiste apocalíptico, la risa en el naufragio.
Hay bastante trabajo en el guion de esta película. Es un relato atractivo, inusual y divertido, que abrocha bien las diferentes líneas de conflicto que inventa. Eso sí: envuelve bastante crueldad.
El resultado es esforzado, ingenuo y algo ridículo. No parece que el cine alemán esté dando un salto adelante con esto; más bien, da la impresión de estar comenzando de nuevo.
No hay ninguna innovación en esta película con respecto al género, ni siquiera se percibe el estilo del primer Almodóvar, ya que este proviene de las mismas fuentes.
Bastante imperfecta, demasiado desmadrada, despeinada hasta la crispación. Por supuesto, todo eso hace que no funcione con plenitud, sino a tropezones, con hallazgos y caídas, con fisuras y contramarchas. Pero es De la Iglesia sin lugar a dudas.
'Mi gran noche' es un ejercicio fílmico atrevido, exagerado, estridente e hilarante, que de paso confirma que, aunque tenga una legión de imitadores, el cine de Álex de la Iglesia es único, original, irrepetible.
Este es un cineasta de grandes ideas y grandes ejecuciones, está muy lejos de cualquier minimalismo y Birdman transmite a lo grande esa visión del desvarío, el vértigo y la futilidad.
El espectador atento puede experimentar incomodidad por la falta de pulcritud visual de Abrahamson, especialmente en el reducido espacio del cuarto. Sin embargo, es importante reconocer que, en términos generales, logra una notable efectividad.
Es una cinta en especial sólida, gracias a la coherencia entre su estrategia fílmica -enigmática, siempre inquietante- y los inestables y perturbadores temas que le interesan.
'La recta provincia' representa la ideal combinación de un presupuesto limitado con un vasto potencial creativo mostrado en los cerros de San Felipe. Esta obra solo podría haber sido realizada por la visión única de Ruiz.