El director se muestra más inspirado que nunca a la hora de conjugar narración e imagen. Vortex está repleta de ideas brillantes, es una película viva a pesar de hablar de la muerte.
Pequeña película sensitiva, al mismo tiempo dolorosa y etérea, que retrata la juventud de las clases menos favorecidas sin caer en el melodrama ni la exageración. Es una hermosa historia de amistad que conmueve profundamente.
Tan extravagante como simpática, esta fábula urbana derrocha vitalidad y logra que su espíritu conciliador nunca se vuelva empalagoso, sino que se siente impregnado de una frescura muy saludable.
Los clichés son difíciles de superar, aunque al menos están respaldados por un excelente elenco de intérpretes. Se valora también la intención de Ripoll al crear una atmósfera visual distinta.
Una comedia luminosa, costumbrista y muy generacional. Abajo la impostura y arriba la frescura, la honestidad, las películas pequeñas y sin pretensiones que tienen un poco de alma.
Película realizada con orgullo por mujeres, que logran transformar el viaje de la protagonista en una fábula sobre la solidaridad. El resultado es tan crudo como la vida misma, pero también emana un sentido de libertad.
Lástima que se intenten abarcar demasiadas cosas en esas conversaciones de desahogo y que los diálogos resulten un tanto impostados, algo contra lo que deben luchar sus tres estupendas actrices.
Un Eau de Toilette. Ligerito, sin muchas notas de profundidad y, eso sí, con un bouquet exquisito, Emmanuelle Devos, que consigue sin mucho esfuerzo dotar de cierta elegancia a la película.
Su carácter naíf a veces resulta entrañable. Sin embargo, el conjunto se siente superficial, tanto en su representación de la enfermedad como en su enfoque sobre el empoderamiento femenino.
Nos enfrenta a un espejo que no nos gusta, y quizá por eso resulta tan valiente, porque juega con la ambigüedad, con la miseria moral y se aleja del modelo de cine prefabricado y pijo que nos corroe.
Canet destaca en el retrato de grupos, logrando que cada personaje tenga su propio espacio. El elenco brinda una muestra de generosidad y libertad creativa.
A Dani de la Orden le falta pulir su tendencia al subrayado y modular la intensidad impostada. Sin embargo, en Litus logra acercarse más a la historia que quiere contar, y eso se refleja claramente en el resultado.
Una película clásica, bien narrada, pero demasiado convencional a la hora de contar la historia del personaje a través de una explicativa voz 'en off'.
Un acertado retrato íntimo sobre la necesidad de tomar decisiones. Lástima que varios diálogos resulten artificiales y repetitivos, aunque los actores logran sortear este obstáculo.
Deliciosa fábula. El director alcanza con esta nueva obra su maestría; su cine es cada vez más complejo y sus imágenes desprenden mayores niveles de emoción, poesía y sentido de la aventura.
Es una película que llora por dentro, pero reconcilia por fuera. Dos actores en estado de gracia. Estamos quizás ante la película española del año, de esas que perduran.
Una colorimetría arrolladora late la iconoclastia, el riesgo, la inventiva y se convierte en un festival de hallazgos en el que la capacidad evocadora se da la mano con la incomodidad expresiva.