Un estimulante cóctel de emociones. Ofrece una trama refinada de atracos junto a personajes creativos. Se mezcla el humor con una acción incesante, añadiendo un matiz atrevido y un enfoque despreocupado hacia la moralidad.
Es reposada. El director disfruta componiendo una película contemplativa. Se aprecia su sensibilidad al mostrar el entorno, así como su sencillez y delicadeza.
Nadie podía contar mejor esta historia que Isabel Coixet. Las emociones son palpables y se sienten a flor de piel. Es una película tan humilde como sus personajes.
Una película 100 por cien Coixet. Todo épico pero a la vez minimalista, tan excesivo y arrebatado como, en el fondo de su ser, sorprendentemente austero y humilde.
Al final, queda el ruido, las imágenes, y la necesidad de impactar a través de ellas, de trascender, pero no hay más. Se presenta un ejercicio de narcisismo superlativo, tan vacío como irritante y amorfo.
Jane Campion deja sin aliento con una obra rotunda, tan hermosa como impactante al abordar la naturaleza humana y sus relaciones complejas. Es una creación majestuosa y abrumadora.
Jolie demuestra valentía al crear una película "más grande que la vida", combinando un espectáculo impresionante, una épica hollywoodiense clásica y una dosis significativa de sentimiento.
Un relato tan virtuoso como emocionante que fluye de manera orgánica ante nuestros ojos, evidenciando la sabiduría e inteligencia de un director experto en el uso de las herramientas del lenguaje.
Bebjak nos adentra en este espacio infernal, logrando crear imágenes de gran impacto. Se presenta como un documento histórico impecable y una destacada pieza cinematográfica.
Por fortuna, se aleja de su predecesora de 2014 para recuperar la imaginería siniestra de la saga de 'Expediente Warren'. El director sabe sacar partido a cada elemento de manera tan macabra como juguetona.
Cumple perfectamente varios de los requisitos que pueden satisfacer a quienes buscan un producto de este tipo. Es digna en su academicismo y ofrece un entretenimiento cultural notable.
Frenética y absorbente, esta película se presenta como una obra casi inabarcable tanto en lo visual como en lo narrativo, donde el cineasta demuestra que estamos ante su trabajo más trascendental.
Al principio, la directora se enreda en un galimatías narrativo. Sin embargo, poco a poco, este complejo mecanismo de pedantería expresiva comienza a desvanecerse. Entonces, la película finalmente cobra sentido y se transforma en un espléndido retrato femenino.
El aroma melancólico de Trueba se siente más presente que nunca. Entre risas y llantos, transcurre una película que, de alguna manera, se convierte en víctima de su propia esencia.