Un final excepcional. Los saltos en el tiempo demuestran que los creadores son conscientes de que tienen poco tiempo y desean llegar al núcleo del tema.
Sus buenas actuaciones y su reconsideración tardía del papel de Monica Lewinsky no son suficiente para salvar una propuesta fútil sobre un asunto público.
[Crítica 3ª temporada]: Después de sólo tres episodios, la temporada 3 tiene su propia fuerza genuina. (...) aun sin ver el plato principal, es fácil deducir que será tan sabroso como los ofrecidos en el pasado.
Cuanto más acepta sus instintos retorcidos, mejor se vuelve. Hasta ahora, es difícil saber si será capaz de mantener el ritmo, pero hay suficiente talento como para creer que la nave puede seguir volando.
No es lo suficientemente aterradora para considerarla un verdadero terror de calidad y resulta demasiado simple para ofrecer una ciencia ficción realmente interesante. Se trata simplemente de otra serie de mal gusto que aspira a ser más de lo que realmente es.
Hay que reconocer que intenta ser divertida, pero su humor se basa en que el espectador se escandalice de que se puedan decir cosas tan groseras dentro de los límites de una comedia tradicional.
Usa la nostalgia como una gruesa manta: te rodea con personajes que amas, te reconforta con una búsqueda sin complicaciones y te invita a quedarte quieto, sin quejarte, para apreciar el poco tiempo que te queda con Obi-Wan.
La frase final de la película es una de las más memorables que se han escrito. El talento de Milch para las conversaciones poéticas continúa siendo cautivador y notable.
El documental de Lastrade trataba conceptos parecidos, pero esta serie las desarrolla de manera más profunda, ampliando las convenciones contemporáneas del género e incluyendo el impacto que tuvo el documental original en la 'justicia' de Michael.