Enseña nuevas maneras de mirar. No solo observas estos clips, sino que también indagas entre y a través de ellos. Las yuxtaposiciones establecen conexiones vitales y cósmicas.
'A Bread Factory' tiene un reparto inmenso, un ritmo prudente y ambición temática para regalar, pero también tiene una modestia terrenal y sincera que la hace hipnótica.
El ecosistema de actitudes y comportamientos que se presenta en esta película es tan desesperantemente lúcido que es probable que muchos de nosotros terminemos retorciéndonos por lo admirable que es.
Ofrece un sagaz análisis del lugar que ocupa el intelectual turco moderno en la sociedad, con todas sus exasperantes complicaciones, su parálisis social y su autoabsorción autodestructiva.
Hay decapitaciones, caras destrozadas, gargantas desgarradas, vómitos de sangre y una piscina llena de mierda y cadáveres. El gore exacerbado eleva el valor de la película, pero no su suspense, ni mucho menos su impacto. 'Abigail' sólo funciona si sabes exactamente qué esperar de ella.
No logra alcanzar la intensidad de la obra de Östlund, ni su aguda sensibilidad, que podría describirse como escandinava. Sin embargo, presenta un intrigante encanto estadounidense que es distintivo y peculiar.
Fletcher logra infundir humanismo a los simples conflictos cómicos. Un gran placer en 'Dumplin’' es observar la química entre las cuatro talentosas actrices, que brillan al compartir la pantalla.
Conserva algo del ingenio y la amplitud que distinguieron a los trabajos anteriores de Cornish. Una fantasía infantil ágil y bien editada. La acción está creativamente coreografiada.
Lanza tantos elementos trillados y tantas revelaciones que todo parece borroso y sofocante. Es estática cuando debería ser ágil, y desordenada y torpe cuando debería ser emocionante.
Lleva hasta nuevos y escabrosos niveles la fascinación de su director por los valores tradicionales y la delgada línea que existe entre el poder y la humillación.
Quizás lo más interesante de 'Anyone But You' es cómo logra despertar la emoción del público. Es asombroso que una película de este estilo pueda sobrevivir en la actualidad.
Hitchcock afirmaba que podía conmover al público como un piano, manipulando cada tecla para generar una reacción emocional precisa. En contraste, Haynes nos envuelve como un acordeón, estirando nuestras emociones de diversas formas para alcanzar las notas idóneas.
Aunque la nueva película no provoca grandes risas, sí ofrece momentos pequeños y agradables que hacen reír. Esto es un alivio en un mundo que a menudo se siente sombrío.
Una película que se basa únicamente en diálogos telefónicos podría parecer poco emocionante, pero sorprendentemente logra capturar la atención del espectador. Encuentra formas intrigantes de ir más allá de sus limitaciones.