Dulce pero poco inspirada, es un romance a la antigua con muy poco que recomendar aparte de las interpretaciones serias y agradables de los protagonistas Christian Slater y Mary Stuart Masterson.
La versión 3.0 representa un regreso gratificante, intensificando la trama, y manteniendo esa peculiaridad atractiva que resuena con el contexto político y cultural contemporáneo.
Es en su esencia un filme que se asemeja a un videojuego de acción en primera persona, donde los marines presentan una personalidad apenas superior a la de los enigmáticos invasores.
El documental revela la perjudicial fusión entre una profunda tragedia y un régimen extremadamente cerrado, lo que ha generado un sufrimiento que se mantiene presente en la memoria colectiva.
Un viaje muy disfrutable. Está impecablemente diseñada, evoca el pasado con múltiples homenajes, al tiempo que logra transmitir una agradable sensación contemporánea.
Los primeros episodios presentan ciertos momentos interesantes, aunque no resultan ser una experiencia realmente memorable. En todo caso, se pueden disfrutar de manera moderada.
Affleck y de Armas transmiten una química notable en 'Deep Water', pero la atención que genera la película apunta más a los escándalos fuera de la pantalla que a la acción que se desarrolla en la misma.
La sobriedad que caracteriza a Bergman, a pesar de la naturaleza del material, es lo que realmente define su cine, junto con las destacadas actuaciones de los protagonistas.
El principal inconveniente es que, bajo la dirección de Rock, el actor no logra dar vida a su personaje, ya que el humor y los elementos fantásticos son demasiado sutiles.