Una serie de ciencia-ficción que resulta absolutamente decepcionante. Los diálogos son tan artificiales que parece que fueron generados por un traductor automático.
Una serie de misterio ideal para el verano. Su trama es simples pero intrigante, lo que la hace accesible. Con tantos elementos entretenidos, cualquier pequeño defecto se pasa por alto con facilidad.
Jeremy Gardner se destaca en su papel como actor, guionista y codirector en una obra que es a la vez íntima y única, ofreciendo una experiencia cinematográfica que resalta por su originalidad.
No sólo sales del cine habiendo experimentado un viaje emocionante, sino que sales con un subidón, la clase de subidón que sólo obtienes de las mejores películas de terror (...) Puntuación: ★★★½ (sobre 4)
El primer episodio no cumplió con mis expectativas, pero los siguientes dos me dieron motivos para creer que este experimento de seis episodios tiene potencial. La calidad de los episodios posteriores es realmente prometedora.
El arte representa no solo una forma de sanación, sino también un modo de vida. Cada persona tiene la capacidad de componer su propia melodía, especialmente si cuenta con alguien que lo motive a hacerlo.
Me molestó un poco al principio, pero al final logré rendirme a su encanto. Aunque en algunas ocasiones el humor no es efectivo, especialmente en la primera parte, la interacción entre los dos personajes resulta mucho más divertida que cuando están por separado.
Las actuaciones carecen de profundidad, la dirección no aporta nada novedoso, la trama resulta predecible y el conjunto da la impresión de ser un corto extendido innecesariamente en el tiempo.
Una obra inteligente y emotiva que flojea un poco en su apresurado final, el cual resulta algo manipulador. Sin embargo, las interpretaciones son competentes.
A veces se siente que sería un cortometraje más efectivo de 20 minutos. Parece que el cineasta tiene demasiadas ideas para un corto, pero no el contenido suficiente para un largometraje.
Las mejores películas de Mamet utilizaban el diálogo como arma. 'Sharper' busca emular esa estética, pero al final resulta ser solo una opción de entretenimiento.