La comedia inicial se dirige así, con dramatismo creciente, hacia una propuesta abiertamente fantástica, con tintes de cine de horror y de parábola distópica.
En 'Fauna' queda de manifiesto una gran paradoja: el cineasta con mayor reputación de autor hermético, es capaz hoy de ofrecer las historias más divertidas y originales del cine mexicano independiente.
Una comedia muy fina de corte rohmeriano que describe un combate ideológico y refleja un optimismo moral característico del cine francés desde la época de la Nueva Ola, todo ello a través de un uso abundante del diálogo y un minucioso análisis de las emociones.
Es evidente que una película como 'Hombres al agua', tan definida por sus fórmulas narrativas y su convencionalismo de superación personal, no ofrece al espectador grandes sorpresas. Sin embargo, abre la puerta a un debate interesante.
'Sieranevada' no es un lugar real, sino el nombre de un microcosmos delirante en una nación atrapada entre una tradición obstinada. Es una Rumania de complejidad asombrosa que, en la actualidad, cuenta con Cristi Puiu como uno de sus cronistas más ingeniosos y sensibles.
Una película insubstancial y llamativa, atenta al muy rentable morbo colectivo, y tributaria de fórmulas narrativas tan gastadas hoy como su malogrado intento de denuncia política.
En esta nueva película de ficción, Ulrich Seidl demuestra que, a los 70 años, sigue poseyendo un gran talento para crear una sátira social a menudo cruel y corrosiva, sin dejar de provocar momentos de ternura y emoción profunda.
El talento conjunto de Penélope Cruz, Antonio Banderas y un sorprendente Óscar Martínez logra exprimir al máximo un guión que a veces resulta excesivo en sus ocurrencias, mientras le dan vida a una excelente broma negra que también rinde homenaje al mundo de los festivales de cine.
Lo que distingue a la cinta de Lanthimos es su apuesta por una escenificación barroca e irreverente, con diálogos muy crudos, descripciones de una ociosa bufonería cortesana y escenas desinhibidas.
Las irreverencias del filme son simpáticas e inofensivas, aun cuando la acumulación de gags humorísticos, algunos muy certeros, resulte, en su reiteración, un tanto excesiva.
Con eficacia narrativa y una acción intensa que sólo decae o encuentra contrapuntos en sus dos últimos relatos, la cinta de episodios de Szifron incursiona en un terreno turbio.
Cronenberg se atiene aquí a refrendar sus obsesiones relacionadas con la sexualidad y la violencia, el extasis del triunfo y sus caídas espectaculares. Lo hace con la perversidad y solvencia acostumbradas, para deleite e irritación de sus seguidores y detractores más fieles.